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Los dos proyectos aeroportuarios separados por una frontera autonómica y unos pocos kilómetros, el del Aeropuerto del Suroeste en la madrileña El Álamo y el de la ampliación del aeródromo toledano de Casarrubios del Monte, pueden terminar siendo uno al final. Al menos, la Comunidad de Madrid se ha abierto ya a la posibilidad de concertar su proyecto aeroportuario con el que desarrollan los gestores del campo de aviación casarrubiero.
Ya hay contactos formales entre las dos partes, en un momento en que la ubicación prevista de Eurovegas en Alcorcón puede impulsar una infraestructura que, sobre la base de Casarrubios, puede ir más rápida que partiendo de cero al construir un aeropuerto nuevo.
Hay que recordar que el nonato aeropuerto madrileño y el existente aeródromo toledano parten de perspectivas de futuro similares. La fundamental es la da hacerse cargo de la actividad del aeródromo madrileño de Cuatrovientos, cuyo cierre debe acometerse por su cercanía a barrios de Madrid capital. La actividad que ahora desarrolla Cuatrovientos, la aviación deportiva y de escuelas de vuelo, es precisamente la misma que desarrolla el aeródromo de Casarrubios, con unos resultados que le llevan a plantear su ampliación.
A esto se suma la falta en la zona centro de España de un campo de aviación preparado para vuelos privados. La aviación de negocios ha sido provisionalmente instalada en el aeropuerto de Barajas tras peregrinar por otros destinos como la Base Aérea de Torrejón.
Este ramo de la aviación es el que ahora podría recibir un nuevo impulso con la llegada de Eurovegas y los clientes de alto poder adquisitivo que lleguen a este emporio del juego.
El gerente del aeródromo de Casarrubios, Ignacio Elduayen, confirmaba que la reunión su compañía, Aerohobby, con representantes de la Viceconsejería de Transportes e Infraestructuras madrileña se producía hace dos semanas. Esto es, antes de que la promotora de Eurovegas hiciera oficial la instalación de su proyecto en Alcorcón, pero cuando ya se barruntaba que esta localidad acabaría recibiendo este gran proyecto. Y con ello, la conveniencia de dar un impulso a un aeródromo que le de servicio al Sur de Madrid, o al Norte de Toledo.
Lógica técnica e inversión privada.
Pese a que en estos años Madrid ha mantenido contra viento y marea su intención de construir el Aeropuerto del Suroeste, al iniciar este proyecto ya reconocía la necesidad de hablar con los gestores del aeródromo casarrubiero. Su Plan de Infraestructuras Aeroportuarias de 2007 reconoce que «la Comunidad -madrileña- impulsará los acuerdos oportunos con el aeropuerto privado de Casarrubios, con el fin de evitar cualquier interferencia entre los espacios aéreos de ambas infraestructuras». Seis años después, Elduayen destaca que «estos contactos -con el Gobierno madrileño- han llevado a que tengamos que trabajar en la misma dirección. Hay que hacer un proyecto conjunto». Destaca que la región vecina, tras la reunión, «está dispuesta a que Casarrubios forme parte de un proyecto. Las sensaciones que nos llevamos fueron buenas».
El responsable de la dirección del aeródromo toledano señala que la concertación de las dos iniciativas obedecería tanto a una «lógica técnica» como a facilitar la llegada de inversión privada. Elduayen ve factible que «con una pequeña inversión» y ante posibilidades de negocio tangibles, operadores privados desarrollen una instalación que vaya atendiendo necesidades del negocio aéreo sin cubrir en el Centro de España.