De nuevo recurrimos a las relaciones topográficas del rey Felipe II para desgranar la historia de las villas y poblaciones de nuestra provincia, ya que precisamente estos primeros días de diciembre de 1575 la localidad de Dosbarrios contestaba al interrogatorio que envió el rey a los párrocos para averiguar la «descripción e historia de los pueblos de España». Los vecinos que contestaron el cuestionario fueron los regidores Tomás Álvarez y Tomé de Montalvo y por otro Alonso de Briones y Sebastián Pérez, vecinos de la localidad, quienes contestaron al gobernador de la villa de Ocaña, quien les transmitió el interrogatorio en nombre del rey. Una de las primeras preguntas a las que responden tiene que ver con el origen del nombre, el cual proviene de la unión de dos antiguos pueblos que se encontraban separados por un valle llamado Val de Carábanos, el cual se situaba desde la villa hacia el oriente, hasta un tiro de ballesta y hacia el mediodía, se conservaban algunos restos de lo que fue la otra población y de la que solo quedaban algunos cimientos. Cada uno de los pueblos tenía su propio señor y fueron frecuentes las disputas entre ambos lugares por el aprovechamiento del agua, la cual se obtenía de una fuente que se encontraba entre ambos pueblos. Según la tradición uno de los señores mató al otro por estas desavenencias, lo que ocasionó que los vecinos de uno y otro lugar se enemistasen también.
En la segunda pregunta se informa que no hay memoria sobre la fundación del lugar y se cita la fecha de 1192 momento en el cual se reedificó el pueblo por Rodrigo Riquer y sus hermanos Pedro Riquer y don Riquer, momento en el que se repobló. Pertenecía en aquel siglo XVI al reino de Toledo y a la provincia de Castilla. Las armas que tenía Dosbarrios eran las de la orden de Santiago y las del rey, como administrador de la villa y pertenecía a la gobernación de la villa de Ocaña, situada a una legua. Se quejaban los vecinos de falta de leña de montes y por ellos utilizaban la leña de las olivas y viñas del contorno, así como de la dehesa de Montalegre. La fuente de la que sacaban agua los vecinos se encontraba junto al pueblo, en el valle citado, así como de otros pozos y fuentes que están en el término municipal. El grano lo llevaban a moler al río Tajo a unas tres leguas de Dosbarrios. En la localidad había unas casas que pertenecían a la Encomienda de Monreal, que servía de almacén para los granos recogidos por los diezmos. Recordemos que la primera sede de esta encomienda se ubicó en el castillo de Monreal ubicado en término de Dosbarrios y del que apenas quedan algunos muros. Este castillo es descrito en estas Relaciones de Felipe II y se informa que la fábrica del mismo era de cal y canto y mampostería y tenía en su interior hasta 450 picas y 120 escopetas. También existían en Dosbarrios otras casas que pertenecieron al hospital de Santiago de los Caballeros de la ciudad de Toledo, el cual se ubicó junto a la muralla y frente al Alcázar de Toledo en el año 1175 por la propia Orden de Santiago. El destino de este hospital fue la atención de caballeros de la orden y servir de residencia para ellos y también se le conoció por ser el lugar donde curaba el mal gálico o mal francés (la sífilis). Había algunas propiedades más que pertenecían al convento de Santa María del Monte, perteneciente a la Orden de San Juan y que se ubicó muy cerca de Urda, en la sierra de los Morrones y hoy tristemente desaparecido. El uso que la Orden de San Juan le daba a estas casas era principalmente el recoger los frutos de las tierras que el convento poseía en término de Dosbarrios.
Sobre los productos que daba la tierra, se habla de que se coge «pan e vino e aceite», y se criaban algunos ganados y lo más habitual en cuanto a sembradura era el trigo (20.000 fanegas) y cebada (40.000 fanegas). En cuanto al vino la producción se calculaba en 30.000 arrobas y de aceituna entre 8.000 ó 10.000 fanegas. Había 7.000 cabezas de ganado lanar y algunas cabras y la mayor parte del ganado se encontraba en las dehesas del término municipal. Los edificios de la población eran de tierra y yeso y se cubrían con tejas procedentes de Ocaña y la madera más utilizada era el pino, que se traía -como era tan habitual en nuestra provincia- de la provincia de Cuenca.
En aquel año 1575 Dosbarrios contaba con 440 casas, en las que vivían aproximadamente 3700 habitantes, más 220 que eran moriscos, que llegaron del reino de Granada, debido al repartimiento que tuvo lugar en aquellos momentos. Estos vecinos eran sobre todo labradores, aunque también había sastres, zapateros, herreros, carpinteros, albañiles y 4 tenderos de mercería. Había varios hijosdalgo, como los Martos de Frías, los Castroverde y los Céspedes. Había muchos vecinos pobres que debían de vivir de las limosnas. El ayuntamiento o concejo se componía de tres alguaciles, más escribano, mayordomo y diez regidores perpetuos. La iglesia de Dosbarrios estaba dedicada a Santo Tomás Cantuariense y es descrita como de una nave a la que le estaban construyendo la capilla mayor y las bóvedas. Había una capilla fundada por Diego de Vega, sacerdote de esta iglesia, donde se le enterró. El sacerdote quien tenía unas rentas de 36.000 maravedís que los aportaban la encomienda de Monreal y la encomienda de la villa, así como los ingresos de 'pie de altar'. También había una ermita con la advocación de San Antón y San Sebastián, más otra ermita ubicada en las casas de Santiago, con este mismo nombre, ubicada extramuros de la villa. Se añade otra ermita con el nombre de San Juan de la Vega situada en la vega de Monreal. Uno de los votos o festividades religiosas que guardaba Dosbarrios era el de San Sebastián, al cual se hizo promesa como abogado contra la peste, por lo cual los vecinos el día de la víspera de su fiesta no comen carne como así tenían votado. También celebraban la fiesta de san Gregorio Nacianceno por el voto que se hizo «por el cuquillo e las demás sabandijas que destruían las viñas». Y como no la fiesta de Santiago al que se hizo voto por la langosta que les asoló y que se «comían los panes». También aparece un hospital en Dosbarrios donde se atendían los pobres forasteros, que fue fundado por Juan Sánchez de Cabañas, el cual recibía como aportación 500 maravedís de renta anuales.
*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.