El Museo de Santa Cruz acogió la presentación de Alberto: Palabras de y para un escritor, una recopilación de textos sobre la figura del escultor toledano Alberto Sánchez que incluye tres artículos redactados por el propio homenajeado y diferentes piezas alumbradas por expertos en su obra, ocho de ellas creadas ex profeso para la recopilación editada por Almud Ediciones. El ensayo, coordinado por el periodista Enrique Sánchez Lubián, aborda la trayectoria personal y profesional de una figura nuclear en el arte español del pasado siglo.
El libro propone un recorrido que se articula en forma de tríptico. La primera parte incluye tres artículos escritos por el propio escultor. El segundo acto rescata los textos que formaron parte de la retrospectiva que el Museo Reina Sofía dedicó al toledano en el año 2001. El cierre de la compilación aporta nuevos elementos de reflexión sobre Alberto Sánchez a través de la mirada «multidisciplinar» de ocho especialistas diferentes: José Rivero, Ángel del Cerro, Jesús Romero, Gabriel Cruz, Jesús Fuentes Lázaro, Rosario Romero, Luis Peñalver y el propio Sánchez Lubián.
Sobre la figura de Alberto Sánchez se ha cernido «un tupido velo de olvido y silencio», lamenta el coordinador del estudio recién alumbrado. El genial escultor ha sido tratado con un cierto «desdén» por la ciudad donde nació. Pese a los intentos reivindicativos sobre la importancia de su legado y la vigencia de su propuesta estética, Toledo mantiene una cierta reserva sobre quien terminó sus días en el exilio ruso. Sánchez Lubián señala que «hay un camino por recorrer en el conocimiento de Alberto», lamenta que «todavía no sea patrimonio común de la ciudad» y afea que «su discurso vital» no haya sido plenamente incorporado a la narrativa artística de una capital que se proyecta al mundo a través de la historia y el patrimonio. «Hay que dar un paso más», reclama el responsable del ensayo.
Sánchez Lubián define a Alberto como «el artista plástico más importante e influyente nacido en Toledo en el siglo XX». Sin embargo, y sobre tal cuestión versa el capítulo que aporta a la obra común, su presencia en Toledo resultó escasa incluso antes de la Guerra Civil. Las escasas alusiones que se encuentran «en la prensa local» recogen la beca que la Diputación provincial le otorgó en 1925 y 1926 para poder dedicarse al arte sin necesidad de realizar otra actividad profesional. «Su figura se redescubre en los años sesenta y da sentido a la evolución del arte español del siglo XX».
DETALLES. La profesora Rosario Romero se adentró en la biografía del niño toledano de las Covachuelas que hubo de emigrar a Madrid junto a su familia y explicó con detalle algunas de las obras icónicas de un escultor cuya estética se nutrió del «alimento del contacto con la naturaleza».
El creador de El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella «expuso poco», relata Romero, quien descarta una intención «comercial» en un artista del que se poco se conserva. Sobre su pieza más reconocida, la docente loa la «invitación a pensar en que otro mundo es posible» y plantea el «carácter moral, incluso ético y estético» con que el Gobierno de la Segunda República le encargó esta obra. La utopía marca «una propuesta revolucionaria y para un futuro mejor».