El parque de viviendas de la provincia contabilizaba casi 440.000 unidades en 2021; sin embargo, en torno a 170.000 hogares se clasificaban como no principales, una circunstancia que engloba tanto a aquellos que se encontraban vacíos como a los que se empleaban como segunda residencia. Aproximadamente, cuatro de cada diez (38,7%) inmuebles de uso residencial en el territorio toledano no disfrutaban de uso alguno o lo tenían de forma intermitente a lo largo del tiempo.
La proporción de vivienda no principal sobre el conjunto del parque se relaciona con la evolución demográfica de las diferentes comarcas que integran la provincia. Hay más segundas residencias y hogares vacíos en los municipios que tienen menor población, vecindarios más envejecidos y peores comunicaciones. En un centenar de pueblos toledanos, más de la mitad de sus casas no disfrutan de ocupante o lo tienen durante unas fechas concretas -que no alcanzan la mitad del año.
La Estrella e Illán de Vacas encabezan la dudosa clasificación de parques de vivienda municipales con mayor presencia de inmuebles sin moradores habituales. En ambos casos, las casas sin habitantes regulares escalan por encima del 80%, aunque en el caso de Illán de Vacas se deba reseñar la singularidad poblacional del que tradicionalmente ha sido considerado como el ayuntamiento más pequeño de España: en 2023, había solo tres vecinos censados.
Las localidades con menos viviendas recurrentes sobre el conjunto de los hogares construidos se localizan principalmente en la franja oeste del espacio provincial. Es el caso de la comarca de la Jara, también de buena parte de los Montes, la Campana de Oropesa o la Sierra de San Vicente. La historia reciente de estos municipios está marcada por el éxodo rural y el envejecimiento de sus habitantes. Algunos espacios se transforman en lugares de veraneo y para estancias vacacionales, especialmente aquellos que se ubican cerca de las principales vías de comunicación terrestre (tal se adivina el caso de Escalona, con casi un 70% de sus viviendas para uso no principal); otros inmuebles, especialmente aquellos que se sitúan en municipios donde su población no repunta por festividades ni ocio, corren peor fortuna y acumulan años de abandono y consecuente deterioro.
VIVIENDAS COLMADAS. El 84% de las inmuebles destinados a uso residencial en la ciudad de Illescas disfrutan de un uso continuo. El elevado porcentaje confirma el atractivo residencial que disfruta la cabecera sagreña, una localidad que ha multiplicado por cuatro su población en las tres últimas décadas y en la que resulta difícil atender la demanda de potenciales vecinos para instalarse. Apenas el 16% de las casas ubicadas en el municipio que linda con la Comunidad de Madrid se destinan para un uso ocasional o permanecen vacíos.
Toledo es la segunda ciudad en la que menos edificios residenciales se emplean para segunda vivienda o permanecen vacíos. Solo el 20,2% de las viviendas de la capital regional se emplean para un uso distintos del principal.
Localidades como Seseña, Argés, Talavera o Sonseca también cuentan con un parque nutrido por pobladores habituales. En estos puntos, y en otros 14 ayuntamientos toledanos más, la proporción de hogares sin ocupar o para disfrute esporádico se sitúan en una franja que oscila entre el 20 y el 30% del total.