El derrumbe parcial de un edificio situado en la calle Trinitarios, enfrente del lateral de los juzgados de primera instancia de Toledo, ha provocado el desalojo de cuatro familias y el cierre temporal de la actividad de dos negocios. Los vecinos esperan una respuesta institucional que contribuya al refuerzo de la estructura afectada y les permita el regreso a sus hogares.
Los afectados advirtieron la caída parcial del bloque poco antes de las 20:00 horas del sábado. Entre las 13:30 y las 19:00 horas, aproximadamente, un fuerte aguacero sacudió la capital regional. El divulgador meteorológico Toledometeo cifra en 28 milímetros por metro cuadrado la cantidad caída durante la tarde del 12 de abril. Las lluvias, además, resultaron especialmente intensa entre las 13:30 y las 14:30 horas.
El edificio afectado luce casi «exento», como señalan sus moradores de forma insiste. Ni por la parte trasera ni por uno de los laterales hay otros inmuebles que contribuyan al amarre de un bloque del que sobresalen vigas de madera con más de un siglo, según la datación de los vecinos. Los propios residentes explican que la última reforma de calado se ejecutó en torno a 1990. Sin embargo, la pérdida de las construcciones adyacentes ha debilitado al número 23 de Trinitarios.
Una de las vecinas que ha tenido que salir de su casa apunta a «las medianeras» desguarnecidas, una situación de la que responsabiliza al Ayuntamiento de Toledo por no haber obligado a «hacer un proyecto de edificación» a los propietarios del solar contiguo. Los inquilinos de la finca dañada cuentan que por esa pared, formada por ladrillo hueco en algunos tramos, se filtran las precipitaciones que generan humedades. En cualquier caso, el principal estropicio se encuentra en la parte trasera. Los residentes urgen a los dueños de los dos solares circundantes a aplicar alguna medida de «protección» en los muros ahora desnudos.
El taller mecánico, situado en los bajos del inmueble, se ha llevado la peor parte de los daños. Además, han aparecido grietas en, al menos, una de las cinco viviendas, según comentan los inquilinos.
Tres de los cuatro afectados se han realojado en otras viviendas de familiares o allegados; otro ha tenido que marcharse a una habitación de un hostal próximo. En la tarde del domingo, todos pudieron acceder a sus viviendas acompañados por agentes de la Polícia Local y el cuerpo municipal de bomberos.
Al mediodía de ayer, dos arquitectos del Ayuntamiento de Toledo, otras dos técnicas de Patrimonio de la Junta de Comunidades, el coordinador municipal de emergencias y personal de la Policía Local y de bomberos se personaron en el edificio de la calle Trinitarios. La dispar dotación realizó una inspección ocular de la zona que confirmó que la afección más grave se encuentra en el negocio de reparación de vehículos, donde ha vencido una de sus paredes.
Fuentes municipales confirman que la resolución del siniestro deberá afrontarla cada una de las cuatro unidades familiares afectadas, amén de los negocios perjudicados por la acción lesiva de las lluvias. Los seguros de cada propiedad, de carácter obligatorio tanto para las viviendas como para los establecimientos, habrán de facilitar la resolución.
Desde el Ayuntamiento recuerdan que la única potestad de la Administración municipal es la de plantear sugerencias y recomendaciones. En paralelo, insisten en que el carácter privado del suceso y que será la investigación de los peritos la que determinará las causas.
RESTOS ROMANOS. Hace cuatro años, los trabajos para construir una vivienda sobre un solar en la trasera del edificio de Trinitarios, 23, un espacio localizado en la vecina calle Honda, afloró dos bóvedas relacionadas con el desaparecido anfiteatro romano.
Los restos romanos del barrio de Covachuelas se destaparon cuando se realizaba la cimentación del nuevo edificio que se pretendía levantar. El hallazgo obligó a la Junta de Castilla-La Mancha a paralizar las obras. Como publicó La Tribuna en su edición del 4 de mayo de 2021, las dos bóvedas se encuentran a unos seis metros de profundidad, se creen de la época imperial y aparecieron adosadas a un muro construido para soportar la estructura del graderío del antiguo anfiteatro.