La aparición de nódulos tiroideos, muchas veces detectados como pequeños bultos en el cuello, es bastante frecuente. Hay que estar tranquilo porque en su mayoría son benignos, en cerca del 95 por ciento, si bien es fundamental localizarlos a tiempo para poder poner el tratamiento necesario cuanto antes. Desde la Asociación Americana del Tiroides (ATA) recuerdan que la tiroides es una glándula con forma de mariposa, que suele ubicarse en la parte delantera del cuello. Sus funciones, según describe, son formar las hormonas tiroideas, volcarlas al torrente sanguíneo y entregarlas a todos los tejidos del cuerpo. «Éstas ayudan al cuerpo a utilizar energía, mantener la temperatura corporal y a que el cerebro, el corazón, los músculos y otros órganos funcionen normalmente», detalla.
Según reconoce la institución, un nódulo tiroideo es cualquier crecimiento anormal de las células tiroideas que forman un tumor dentro de la mariposa. «Aunque la gran mayoría de los nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos), una pequeña proporción de estos sí contienen un tumor. La mayoría de los nódulos de tiroides necesitan algún tipo de evaluación para diagnosticar y tratar el cáncer de tiroides en estadios tempranos», agrega.
El doctor Manuel Gargallo es responsable de la Unidad de Nódulo tiroideo del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid y resalta que estos representan un crecimiento de una zona concreta del tiroides, o incluso de varias zonas: «El tiroides está muy superficial, en personas delgadas se puede incluso tocar, y se localiza donde empieza el cuello y se junta con la clavícula, de forma que si se forma ahí un bultito a veces es visible o se puede palpar».
Sobre sus síntomas, subraya que son «muy anodinos» y puede ser desde un abultamiento que alguien se vea en espejo en la citada zona, o bien que se note como pequeño grano delante del cuello.
Desde la Asociación Americana del Tiroides remarcan que la mayoría no causa ningún síntoma, por lo que comúnmente se descubren durante el examen físico de rutina o en estudios de imágenes como una tomografía o un ultrasonido del cuello, y que se realizan por razones no relacionadas con la tiroides.
Ocasionalmente, los pacientes notan los nódulos de tiroides al notar un bulto en el cuello al mirarse en el espejo, acomodarse el cuello de la camisa, o ajustarse un collar. Pruebas de tiroides anormales pueden ocasionalmente ser la causa por la que se descubre un nódulo de tiroides. Los nódulos de tiroides pueden producir cantidades excesivas de hormona tiroidea causando hipertiroidismo.
Déficit de yodo
Aquí el especialista de la Fundación Jiménez Díaz remarca que esta alteración de los tejidos son bastante frecuentes, siendo además el 95 por ciento de ellos absolutamente benignos. Según aclara el experto, pueden surgir a veces en zonas con cierto déficit de yodo en la alimentación, algo que favorece un aumento en el crecimiento de la tiroides, si bien afirma que en la actualidad no hay una razón concreta, ya que pueden aparecen sin conocer la causa.
«Al menos el 50 por ciento de la población, como mínimo, los presentará», subraya el responsable de la Unidad de Nódulo tiroideo del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid, al tiempo que advierte de que por ello tampoco se pueden prevenir porque no sabemos su causa.