El borrador de Plan de cuenca del Tajo presentado esta semana, es la enésima burla al Tajo y a los ribereños, los que llevamos aguantando medio siglo de gestión atroz. Estos días me he cansado de explicar que hay dos lecturas del documento: la política, que se ha repartido y difundido con desmedida fruición desde la presentación del Plan; y la técnica, basada en la realidad de las cifras, medidas, y en el caso del Tajo, el acatamiento de las sentencias del Tribunal Supremo. El uso e instrumentalización política, aquí y allí, desde hace décadas, mantiene al Tajo y al territorio que atraviesa en una situación que no es necesario desarrollar aquí. Una vez más, con este Plan, el Tajo vuelve a ser el cromo que cambiar por no sé bien qué, pero es lo mismo de siempre.
El Plan presentado es una burla a muchas cosas, pero sobre todo al organismo que lo presenta, al Ministerio que es capaz de entregar semejante artefacto. El Tajo nace en Almoguera o Aranjuez, sigue sin existir la cabecera del propio río, los embalses de Entrepeñas y Buendía continúan siendo la denominada “cabecera del trasvase Tajo-Segura”. Los caudales que se fijan no son ecológicos, según la Instrucción de Planificación Hidrológica, ni cumplen las cinco sentencias del Tribunal Supremo. Y por si fuera poco, el Ministerio se saca de la manga un apéndice al anejo de caudales ecológicos, en el que cada vez que agoten Entrepeñas y Buendía por el trasvase, puedan reducir a la mitad el eufemístico caudal ecológico fijado en Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina. Por fin desde el Levante han conseguido que el caudal en Aranjuez, ‘ecológico’ y todo, pueda bajar a algo más de 3 metros cúbicos por segundo, y en Toledo a 8. El Ministerio da por buena la vergonzosa fotografía del Tajo muerto en Aranjuez y Toledo en el verano de 1996. Pero ahora quiere hacerlo de forma legal, y con los parabienes de Castilla-La Mancha. Y en cuanto a la calidad del agua, la misma o peor sin fecha prevista de mejora.
Con este Plan la cabecera seguirá siendo mero cortijo del SCRATS; el sindicato de regantes que dicta a los técnicos del Ministerio lo que tienen que firmar y poner en el Plan de cuenca del Tajo. La situación del río empeorará en Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina. No son caudales ecológicos los fijados, una vez más. Y el ruido que llega de Murcia y Alicante es simplemente por la inercia política de siempre, porque quieren conseguir un Memorándum II aparte del propio Plan; y porque están negociando con el Ministerio las tarifas del trasvase, y quieren que el agua del Tajo (y de las desaladoras), les llegue gratis. Si no, tractores a la calle y bravuconadas. Lo de siempre. Todo por su negocio.
No esperaba nada de este Plan. No espero nada del Ministerio. No sé a qué juega esta vez la Junta, y cuál es el precio a su aquiescencia. Espero, al menos, que los pueblos y las ciudades del Tajo, las mujeres y los hombres del Tajo se rebelen, que la sociedad diga que no, un basta inmenso. Es lo que nos va quedando, la dignidad de no tragar, decir que no, que nos ampara la Ley, que ya está bien, que no, no y no. Es lo que nos queda. Nada más.