Luis Moreno Nieto descolgaba el teléfono cualquier día y, al otro lado, escuchaba una voz apurada que reclamaba datos biográficos de una personalidad. «Llámame dentro de media hora», respondía el cronista oficial de la provincia y decano de la prensa toledana. Durante esa media hora, resolvía el encargo de los periodistas con un primer vistazo a su archivador de madera, como parte del engranaje del orden y la catalogación de sus fondos. El mismo mueble añejo que lucía ayer con parte de sus cajones entreabiertos en el patio de la Diputación Provincial.
Moreno Nieto abreviaba los logros del protagonista tras consultar sus legajos, presentes ayer parcialmente en la sede de la institución provincial. «Verás como aquí van a estar bien», pronosticaba una trabajadora ante Fernando Moreno. El nieto ha conocido esos documentos desde su niñez; veía siempre a su abuelo volcado en su trabajo en el despacho de la calle de Venancio González. «He tenido la fortuna de poder trabajar con él y trabajar en su archivo. Iba a verlo y le decía: 'estoy preparando un reportaje sobre el Corpus'. Él me respondía: 'Pues vamos a ver qué hay en el archivo'. Primero íbamos al archivador y después a las carpetas», rememoraba.
El escritor y periodista, nacido en El Carpio de Tajo en 1917 y fallecido en 2005, custodiaba una suerte de memoria de la provincia dividida por palabras. 'Falange', 'fachadas' o 'Universidad' leían ayer al azar sus familiares mientras deslizaban sus manos por el viejo archivador. Moreno Nieto legó ese vigoroso archivo y biblioteca a sus nietos Fernando y José Florencio, periodistas como él. «Le ponía una pasión a su oficio y, evidentemente, nos lo inculcó. Ese amor por contar las cosas y contarlas bien. Con un apasionamiento que no empañe el oficio, como decía mi abuelo», explicaba tras la formalización de la firma del convenio.
Una emoción máxima aunque contenida reinó en la presentación de esta donación del fondo documental y bibliográfico, que coincidió con la conmemoración del Día Internacional de las Bibliotecas. «Nuestro objetivo principal es aplicar un tratamiento profesional y moderno a estos fondos, no perderlos ni dividirlos, mantener su unidad, su estructura y su sistema organizativo, conservarlos en las mejores condiciones y, sobre todo, hacerlos accesibles a los investigadores», pormenorizó.
Hace un año, los hermanos telefonearon al director del archivo provincial, Santiago Fernández, y a su compañera Flor Martín. La colección merecía una difusión más allá del ámbito familiar. Precisamente, Moreno Nieto deseaba que la posibilidad de la consulta fuera libre y pública. Por eso, los familiares han optado por esta institución, en la que don Luis ejerció como diputado provincial y director de los servicios culturales. «No se trata de pasar unas carpetas de unas estanterías a otras; la Diputación asume una responsabilidad firme y seria con el legado de nuestro abuelo y su difusión, por extensión, con los ciudadanos de provincia», aclaró.
El monumental legado de Moreno Nieto se compone del archivador de madera, 230 archivadores o carpetas, más de 1.300 fotografías, negativos y diapositivas, junto con más de 1.000 libros sobre Toledo y su provincia, varias colecciones de revistas y miles de documentos, que incluyen sus más de 10.000 artículos periodísticos.
La presidenta de la Diputación, Concepción Cedillo, encabezó la recepción del fondo. «Este regalo, que recibimos con enorme responsabilidad y respeto, viene a sumarse a esas otras cesiones o adquisiciones de colecciones imprescindibles para recuperar lo que fuimos, como los fondos de la Beneficiencia, el fondo donado por Manuel Casamar, el fondo Pedro Román, o los fondos fotográficos de Casiano Alguacil, Foto Flores o Loty», encuadró la política.
Al lado de Cedillo, escuchaba a Fernando Moreno el vicepresidente Joaquín Romera, destinatario de uno de los muchos agradecimientos de la familia. «A don Luis, alfombra roja», dijo cómplicemente a Fernando Moreno días antes del acuerdo.