Durante los últimos años, la entrada a Toledo por Madrid se ha ido adecentando. Mucho ha cambiado la primera imagen de la ciudad por este entorno, sobre todo desde la demolición de antiguo Palacio del Automóvil. Sin embargo, todavía quedan algunos lunares, como el deplorable estado de la ermita de San Eugenio, edificio del siglo XII, utilizado en su día como almacén, que lleva décadas pidiendo a gritos una restauración. Recientemente, las redes sociales de la ciudad se han hecho eco de la cada vez mayor degradación del histórico edificio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Hay problemas patentes a simple vista en el exterior, más allá de las patologías que pueda presentar el interior:el inmueble en sí presenta importantes humedades en la antigua puerta tapiada junto al ábside, donde además se ve un gran agujero. La tapia del patio en Marqués de Mendigorría luce ya muy desgastada desde hace tiempo, a pesar de dudosas reparaciones con ladrillo. Pero ahora, además, se han desprendido allí algunas piedras del entorno del enorme portón.
Desde el Ayuntamiento, el concejal de Cultura, Teo García, apunta que la fachada lleva mucho tiempo erosionada, pero espera que su situación se pueda llevar a la Comisión de Patrimonio.
Según el catastro, el inmueble pertenece al Cabildo Catedralicio de Toledo, y fuentes de la consejería de Cultura han confirmado que hay una propuesta de actuación sobre el solar adyacente -de un particular-, sobre el que se ha abierto un expediente, precisamente, por estar junto a este BIC, «al que queremos proteger en todo momento». Su idea es estar muy pendiente a las particularidades del posible proyecto.
Aumenta del deterioro en la ermita de San EugenioHistoria del BIC. Según el Catálogo de Patrimonio Cultural de la Junta, la ermita de San Eugenio es un edificio construido en el S. XII, con motivo del traslado de la reliquia (brazo) de San Eugenio en 1156 a Toledo procedente de Saint Denis, como regalo del rey de Francia Luis VII a Alfonso VII. El templo se levantó extramuros de la ciudad, en la zona norte, un lugar destinado históricamente a enterramientos, primero en época visigoda y posteriormente en época musulmana.
Actualmente solo se conserva el ábside de la época en que fue construido. Éste pertenece al estilo mudéjar toledano, donde se dan formas tan típicas de este estilo como son los arcos de herradura y lobulados, similares por otra parte a los que aparecen en otros templos de la ciudad como por ejemplo el templo del Cristo de la Luz, levantado en la misma época.
Reformado posteriormente en el S. XVI, de esta fecha son una casa para el capellán o santero, el atrio o patio, las puestas de madera o un retablo realizado por Hernando de Ávila en 1569.
Aumenta del deterioro en la ermita de San EugenioEl inmueble en un edificio ermita que consta de una nave central con un ábside que se manifiesta al exterior. El acceso que se realiza por el atrio tiene columnas poligonales, la puerta es de madera que comunica con la nave central de muros enlucidos y techo de madera de par y nudillo con tirantes. Estos muros están decorados con seis molduras de escayola.
La cabecera está separada de la nave por un arco de medio punto y otro apuntado, siendo la cubierta una bóveda de cuarto de esfera con dos ventanas que dan algo de luz al interior, predominando el macizo sobre el vano. También en el ábside se ve a la derecha el acceso a la sacristía que tiene forma rectangular y una ventana para la iluminación.
El ábside, en el exterior, está realizado totalmente de ladrillo y se compone de un zócalo de mampostería y dos series de arquerías ciegas distribuidas en dos cuerpos superpuestos. En el cuerpo superior las arquerías están formadas por arcos de herradura apuntados cobijados por otros lobulados y sencillos frisos en esquinilla como remate en el alero.
Aumenta del deterioro en la ermita de San EugenioLa Junta declaró la ermita Bien de Interés Cultural en su categoría de monumento, el 30 de marzo de 1993. En la declaración, publicada por el Boletín Oficial, consta que «existieron una serie de bienes muebles que ya no se conservan 'in situ' por su uso industrial como taller de marmolista».
La ermita de San Eugenio, junto con la de Santa Leocadia de Afuera, son referentes para comprender la evolución del enterramiento cristiano extramuros entre el siglo XII y el XV. En el caso de San Eugenio, su entorno cementerial se encuentra bajo los barrios San Antón y San Lázaro, sin que hasta el momento haya sido posible determinar su extensión exacta y su conexión con otros cementerios cercanos.