La senda ecológica: el saludo de Toledo al río

Á. de la Paz
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La vereda que discurre junto al Tajo cumple tres decenios de existencia y se ha convertido en «una zona muy paseada y disfrutada». La regeneración también mejoró los barrios próximos

Imagen de la creación de la senda ecológica durante los primeros años noventa. - Foto: Blog 'Toledo olvidado'

El trigésimo aniversario de la creación de la senda ecológica coincide con una imagen pocas veces vista desde la inauguración del recurso. El cauce del Tajo, extendido por las intensas lluvias de las últimas semanas, inunda parte del recorrido, un itinerario habitual en el paseo de cientos de toledanos.

La apuesta por este camino, paralelo al río, revitalizó la zona, también los barrios por los que discurre. «Eso era una escombrera, la zona más marginal de la ciudad, era un lugar incluso peligroso», cuenta Eduardo Sánchez Butragueño sobre el estado de esta porción de la capital regional durante las décadas de los setenta y ochenta.

El divulgador de la historia de la ciudad y autor del blog Toledo olvidado ofreció una conferencia en la sala capitular del Ayuntamiento, una ponencia promovida por la asociación de vecinos La Cornisa, en la que detalló los pormenores de una obra que resultó fundamental para la «conciencia medioambiental» de los toledanos. La infraestructura contribuyó a establecer una «relación entre la ciudad y la gente», insiste.

La senda ecológica: el saludo de Toledo al ríoLa senda ecológica: el saludo de Toledo al ríoLa senda ecológica aunó el cuidado por el paisaje con el ocio de los vecinos, una simbiosis tan eficaz como feliz. «Es una zona muy paseada, muy disfrutada», añade Sánchez Butragueño. El inicio de las actuaciones para la creación de un paseo natural, un proceso que generó sus primeros frutos en 1995, alumbró un nuevo territorio para el esparcimiento. La restauración de las riberas continuó con la compra de la zona adyacente a la Fábrica de Armas por parte de la Administración municipal y prosiguió con la adecuación de la margen en su tramo de Cabestreros, allá en los primeros dos mil.

El divulgador toledano recuerda que «nunca se ha bautizado así» a la senda ecológica y que tal nombre tiene un origen claramente ciudadano. Por tanto, el valor verde de este lugar fue el gran atributo del recurso desde su creación. 

Sin embargo, el río que discurre junto a la vereda mantiene unos preocupantes niveles de suciedad. El problema de la contaminación de las aguas del Tajo a su paso por Toledo permanece, aunque los copiosos aportes por las recientes precipitaciones hayan mejorado, al menos de forma transitoria, una imagen habitualmente pobre.

«Por unos días ha vuelto a ser el río», subraya el también presidente del comité regional de Unicef. La crecida se ha nutrido de las aguas de los afluentes, especialmente del Jarama. Al respecto, Butragueño confirma que la avenida «ha venido de zonas no sujetas al trasvase».

FUTURO. Sánchez Butragueño recuerda el carácter inundable de algunas partes de la senda. «Hay que pensar que eso se va a anegar», apunta, aunque niega que estos episodios tengan que ser malos. Para evitar problemas derivados de los aluviones, el ponente plantea la eliminación de farolas, la instalación de estructuras capaces de resistir el agua durante varios días y la renuncia a los acabados o alicatados minuciosos que hay en algunos elementos. «No hay que convertirlo en un parque, pero tenemos que minimizar riesgos».

Además, ruega cuidado a los usuarios, especialmente a algunos pescadores poco atentos a la recogida de sus pertenencias. El mismo celo receta para las administraciones públicas, aunque asegura que «ha mejorado el mantenimiento».