Conflictos bélicos como los que se desarrollan en la actualidad en Ucrania o Gaza se desarrollan también en la información y la propaganda que se difunde por las redes sociales y medios de comunicación. No es nada nuevo, seguro que es tan antiguo como la guerra, una cuestión que el pasado siglo se difundía, por ejemplo, a través de algo tan simple como una tarjeta postal.
El toledano José Manuel López Torán, profesor ayudante de Historia Contemporánea de la UCLM, presenta mañana miércoles en Lorenzana su libro 'La batalla por las emociones. La tarjeta postal en las guerras mundiales'. A lo largo de los últimos cuatro años, el autor ha estado estudiando postales que se editaron y distribuyeron en las dos guerras, para analizar los mensajes en la parte ilustrada, los anversos, y en la correspondencia del reverso. «Lo que buscaba es comparar la diferencia que hay entre la guerra contada por los organismos de propaganda, que utilizaban las tarjetas, y luego la guerra narrada en primera persona». Y como no podía ser de otra forma «es totalmente diferente la experiencia narrada en los mensajes de las que trasladan los anversos».
Para hacer esta investigación, el historiador ha consultado tarjetas de doce países, incluido España, a través de tres estancias de investigación en Francia, Alemania y Bélgica, así como repositorios como Europeana. López Torán inició este trabajo en su máster en Patrimonio Histórico en Humanidades, analizando entonces la parte visual. A partir de ahí, coincidiendo con el centenario de la Guerra, inició su tesis doctoral en un trabajo más complicado, al tener que traducir mensajes manuscritos en francés, holandés, alemán, inglés, italiano y portugués. Con ello, ha conseguido una proyección europea del estudio, comparando las estrategias de los diferentes países. Más allá de contextos nacionales, que ya se han tratado en algunos estudios, ha podido comparar las estrategias dentro del mismo conflicto y la evolución entre las dos guerras
Gruss aus las guerras mundialesDos caras de la guerra. Asuntos como el dolor, explica López Torán, es tratado de forma muy diferentes en las historias de quienes escriben de la visión en una propaganda que trata de mitigar sus efectos. En definitiva, la propaganda muestra una construcción totalmente distinta a la realidad vivida, propagandística y que trata de minimizar siempre los efectos negativos de la guerra. «Vente de vacaciones», dice una caricatura en una postal alemana de la I Guerra.
Al final, el sufrimiento de los que luchaban y su intento de calmar a madres y esposas podía ser similar en todos los países y se mantiene. Sí cambia mucho en treinta años es la postal en sí y su propaganda, tanto desde el punto de vista artístico, como propagandística, aunque los objetivos siguen siendo mitigar el dolor o no mostrar heridos, que no parezca que pase gran cosa. Es la concepción nazi la que da un gran salto y deja todo supeditado a las directrices de la ideología.
López Torán ha podido concluir en su estudio que la tarjeta postal es una fuente que permite conocer un sinfín de elementos en la historia, objeto de una propaganda que hoy continúa también los conflictos bélicos en redes sociales o televisión.