El segundo despliegue internacional de la historia de los helicópteros Tigre de Almagro es inminente. Doce años después de su misión en Afganistán, los HA-28 Tigre serán enviados por mandato de la OTAN a Eslovaquia como parte del contingente militar que está reforzando la frontera Europea ante el conflicto armado provocado por Rusia en Ucrania. Sólo falta que el Ministerio de Defensa confirme cuándo y cuántos; una orden que se espera que se produzca de un momento a otro. Mientras tanto, todo el Batallón de Helicópteros de Ataque (Bhela-I) de la base almagreña Coronel Sánchez Bilbao sigue preparándose con celo para ese esperado momento, o para cualquier otra misión que se le pueda encomendar. Una preparación que en los últimos días ha sido especial y muy intensa, realizando ejercicios de tiro con munición real, algo que no suelen hacer más de dos veces al año.
Más de 80 integrantes del batallón y cinco de los 24 Tigres de la base de Almagro pusieron rumbo a tierras aragonesas para participar en el ejercicio denominado Red Falcon-25, desarrollado en el Centro de Adiestramiento (CENAD) San Gregorio, en Zaragoza, el campo de maniobras militares más grande de Europa, con casi 34.000 hectáreas de terreno en las afueras de la capital maña. Allí, los militares del Bhela I establecieron su centro de operaciones, con el apoyo de un helicóptero más, un CH-47F Chinook del Batallón de Helicópteros de Transporte de la base madrileña de Colmenar Viejo. Y al frente de todo el operativo, el teniente coronel jefe, Jorge Aguado.
Debido a que durante toda esa semana el destacamento del Bhela I ha tenido que compartir en CENAD con más de un millar de militares de diversas unidades del mando de Canarias, la coordinación de los ejercicios de vuelo y de tiro ha tenido que ser minuciosa y muy negociada. En concreto, los Tigre tuvieron a disposición entre dos y tres ventanas diarias para realizar sus prácticas de tiro, tanto diurnas como nocturnas, y en una de ellas era testigo desde al aire La Tribuna, captando el momento a bordo de un enorme Chinook de doble rotor.
Apuntando al objetivo - Foto: Rueda VillaverdePreparativo minucioso. Pero para llegar a ese momento tan singular y valioso en el adiestramiento de los pilotos de los Tigre, se ha tenido que trabajar muy duro en la base de Almagro, con simulacros, preparativos, revisión específica de los cinco aparatos y organización en una semana previa de ritmo frenético, incluido el municionamiento desde el polvorín de Talavera de la Reina. El objetivo era aprovechar al máximo unos ejercicios de tiro que solo se pueden realizar en contadas ocasiones, una vez al año, y así se dejaba claro en el briefing matinal impartido momentos antes del despegue de los helicópteros elegidos y de sus tripulantes.
Una vez instalado el centro de control en el CENAD San Gregorio, y 'acampados' todos sus integrantes en los barracones comunes de la denominada 'zona de vida', se ponía en marcha el calendario de ejercicios, de los que también formaban parte más de un centenar de controladores JTAC (Join Terminal Attack Controller), tanto de la Armada como del Ejército de Tierra), cómplices indispensables desde abajo para que todo salga bien arriba.
En cada ventana de maniobras se hacían ejercicios diferentes, con dos o más helicópteros en el aire, realizando labores de reconocimiento del terreno, de localización de amenazas, de escolta de convoyes amigos, apoyo a otros helicópteros en misiones de rescate de soldados heridos o rehenes, y por si fuera necesario, con la orden disparar y eliminar al enemigo. Todo ello utilizando el innegable efecto disuasorio que supone un helicóptero que puede ir armado con hasta 16 cohetes y disparar ráfagas con su cañón de casi un millar de proyectiles por minuto, con capacidad para desplazarse a más de 260 kilómetros por hora y con una enorme agilidad para sobrevolar el perfil orográfico de la zona.
Apuntando al objetivo - Foto: Rueda VillaverdePiloto y tirador. Cada Tigre lo tripulan dos personas, un piloto y un tirador o gunner. Aunque uno asuma la misión específica del pilotaje y el otro la del disparo del armamento, los dos están en condiciones de apoyar al compañero y a la viceversa, tanto por conocimientos como por la versatilidad técnica del aparato. En el ejercicio presenciado por este periódico, cada helicóptero disparó cuatro cohetes y ráfagas de proyectiles de 5, 10 y 25 disparos con sus cañones ametralladora.
Sólo en el CENAD de Zaragoza se puede disparar así con fuego real (tanto munición inerte -sin detonación en el objetivo- como de guerra). Sus enormes dimensiones lo posibilitan, ofreciendo unos conos de seguridad amplios. Allí, durante toda la semana del ejercicio Red Falcon-25, los Tigre dispararon tanto misiles Spike (misil guiado antitanque) como cohetes estándar OTAN de 70 milímetros, además de los disparos de proyectiles con su cañón.
En otros ejercicios similares, realizados en la base de Chinchilla (Albacete), solo es posible utilizar el cañón, mientras que en Médano del Loro (Huelva) se aprovecha para emplear los misiles Mistral aire-aire disparando sobre el agua. «En el CENAD intentamos realizar algo lo más parecido posible a la realidad», resumía Jorge Aguado desde la tienda de campaña donde quedaba instalado el punto de mando durante esa semana de ejercicios en la que los Tigre han apuntado a su objetivo en unas prácticas muy reales.