En Enjambre las nubes son una buena compañía, los  verdes destacan, no hay humos ni tubos de escape, huele a armonía, a tiempo reposado, a buenos caldos y conversaciones en la puerta de casa. Allí, cualquier viejo coche se convierte en un land rover aunque no se le parezca, y un viejo transistor a pilas en un tesoro que en otro lugar sería pasto de cualquier contenedor de basura por no ser digital aunque todavía suene

«Enjambre es un grito mudo, los que más llegan al corazón». También es la nueva novela del escritor Rafael Cabanillas, la segunda de la trilogía que comenzó a cocinar con 'Quercus' hace un par de años. No comparten argumento porque no se trata de una continuación, pero en ambas se retrata la armonía del campo y de la vida de pueblo en contraposición a las prisas y a la tiranía de las ciudades. Las dos respiran ternura, amabilidad y la soledad de esa España que se desangra y se vacía sin fin a pesar del refugio del mundo rural, que cura las heridas de un progreso irrefrenable y desmedido que castiga a diario a una naturaleza que se ahoga desde hace tiempo.

La editorial Cuarto Centenario publicó 'Enjambre' a primeros de septiembre y «la acogida ha sido excelente», explica Cabanillas, inmerso en la promoción, entre presentación y presentación. Tardó en escribirla un mes y ocho días, aunque quizá este apunte no quede muy estético cuando se habla de literatura, porque cuando el autor se sienta a escribir no para. Desayuna, come y duerme con sus personajes hasta que los deja ir a la editorial.

Quizá estar jubilado y tener tiempo ayuda, pero también sus ganas de seguir denunciando «esa vida moderna y tóxica» que persigue la sociedad con tanto empeño sin pararse a disfrutar «de la armonía de la naturaleza». Cabanillas traslada al lector a una pequeña pedanía cerca de Anchuras, un pueblo de Ciudad Real situado en la vertiente sur de los Montes de Toledo, el hogar de sus protagonistas, de esos vecinos anónimos que saltan al papel con sus historias, su día a día, su amor, sus dificultades y sus miserias.

En 'Enjambre' no falta de nada a pesar de que no haya coches, redes sociales o moderna tecnología. Por no haber no hay ni teléfono y disponer de uno, una promesa que se hará realidad, lleva a una buena encrucijada porque no es fácil elegir donde instalarlo en una pedanía en la que viven únicamente esas dos familias enfrentadas que evitan cruzarse en la calle, que miran para otro lado sin perderse ojo. Jacobo y Remigia, junto a su hijo Tiresias, el protagonista de la historia, el antihéroe que conquista a los lectores, por sus ganas de vivir con sus discapacidades a cuestas, viven al margen de Eustaquio y Encarna a pesar de que son las únicas familias que quedan en Enjambre, los más apegados a esta tierra de labor y pastoreo sin ansias de ciudad.

Cabanillas bucea en la realidad y en el realismo mágico, ese ingrediente que singulariza la vida en esta pedanía. A Remigia se le aparece un brujo en sueños que le dice que el hijo que espera se llamará Tiresias, como el adivino ciego de la mitología griega. Y el pequeño va creciendo como un niño enfermizo, con sus gafas de cristales gordos para intentar corregir sus problemas de vista, aprende a andar  con tres o cuatro años y se convierte en un joven pastor analfabeto con ganas de aprender. Y ahí aparece la radio, un potente altavoz, «su única ventana que se abre al mundo» y le permite soñar, sentir, amar y ampliar conocimientos. Las noches son especiales para Tiresias gracias a la locutora del programa 'Desde la distancia te quiero', en el 96.4 de la FM.

«La radio es transformadora de vida que ayuda a Tiresias a despertar y a querer aprender a leer y a escribir». Y aunque este joven pastor encarne un antihéroe, Cabanillas ha conseguido con esta novela convertirlo «en un héroe desde otra perspectiva», un protagonista más atractivo que los tradicionales por su esfuerzo, su valor, su hambre de vida y su entereza a pesar de la soledad de un pedanía prácticamente despoblada que bandea todo tipo de inclemencias.

Cabanillas considera como escritor que tiene el deber de gritar que los paraísos naturales, las pequeñas aldeas, la vida saludable y muchos de esos oficios de raigambre se están perdiendo. Y ahí también entran en escena las administraciones. «Se hace poco y hay que ir más deprisa», subraya y pone como ejemplo que en Francia no hay despoblación gracias a distintas políticas.

«Algo estamos haciendo mal», insiste. En Navas de Estena, sin ir más lejos, «hace 25 años había 20 rebaños de cabras, pero ahora únicamente queda un pastor de más de 80 años con 14 cabras». Cabanillas pensaba que la pandemia de covid invitaría a reflexionar y a volver de nuevo la vista al entorno rural, pero no ha sido así porque el consumo y el gasto se han colocado en ese primer peldaño.

producción literaria. El autor está muy satisfecho con la edición de esta novela, con el trabajo cuidado de la Editorial Cuarto Centenario. Repetirá, sin duda, porque ya tiene escrito el último libro de la trilogía 'Quercus',  aunque no puede dar detalles, ni de la sinopsis ni de posibles fechas de lanzamiento. 'Enjambre' tiene el foco ahora y en los próximos meses porque Cabanillas seguirá presentando la novela y dando a conocer a su Tiresias y su vida en esta pedanía, que se da a conocer encerrando una triste paradoja, «la de llamarse 'Enjambre' y estar vacía».

El autor se desplazó a Ciudad Real hace unos días a presentar su obra. Contó con la presencia del expresidente de la región, José María Barreda, y con la del alcalde de Anchuras, Santiago Martín, muy contento por aparecer en la novela. «Es uno de los protagonistas. Un día me acerqué, le hablé del libro y le mandé un ejemplar. Aunque es un hombre que siempre está en el campo con el tractor y me dijo que era poco lector sí se lo ha leído y le ha encantado».

'Enjambre' también se convertirá en un audiolibro pronto gracias al proyecto de la ONCE. Ya se hizo con 'Quercus' con un buen resultado. Así, la sencilla vida de las dos familias de la novela llegará a más lectores con gusa por adentrarse en un paraíso.