Vivimos en una época de sequía de liderazgos. Si analizamos a los dirigentes que "mandan" en Europa ninguno tiene el carisma ni la autoridad moral y política para que se le tenga demasiado en cuenta. Si miramos a Estados Unidos, más allá de que es una gran potencia, lo cierto es que Joe Biden no es un líder inspirador y el que llama a la puerta de los estadounidenses, Donald Trump, despierta más recelos que esperanza.
Visto el panorama sólo hay un "líder" con solvencia y prestigio en el mundo de hoy: el Papa Francisco. Sí, repito: el Papa Francisco.
Y el Papa en una entrevista ha dejado dicho algo que resulta obvio: que todas las guerras terminan en una mesa de negociación. Por tanto indica el camino tanto para la guerra en Ucrania como la de Gaza.
Francisco ha intentado mediar entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto, pero Zelenski le dijo NO y Putin lo mismo. A pesar de esos "NO" la diplomacia vaticana ha seguido intentando llevar a cabo el empeño del Papa.
La realidad es la que es: la guerra se ha estancado, Rusia no la va a perder y Ucrania no la va a ganar. Y mientras, sus ciudadanos siguen muriendo.
Por eso el Papa llama a la mesa de negociación, a encontrar una manera de parar la sangría que se está llevando a cabo en el corazón de Europa. Una guerra provocada por Vladímir Putin pero jaleada desde antes que empezara por Occidente. Ha habido intereses cruzados de unos y de otros y en medio los de siempre: los ciudadanos anónimos que mueren.
Estados Unidos y Europa han movido sus fichas en esta guerra por sus propios intereses geoestratégicos más que por razones éticas y ahora se están cansando y están a punto de aflojar la ayuda que vienen prestando a Ucrania. Así las cosas el llamamiento del Papa a la mesa de negociación no debería de caer en saco roto y los dirigentes europeos, amén de Estados Unidos, deberían de apoyar y avalar una mediación del Vaticano.
Claro que para que haya mediación tienen que querer los protagonistas principales: Vladímir Putin y Volodímir Zelenski.
La cuestión es cuántos muertos más están dispuestos a asumir el uno y el otro.