En este y en sucesivos artículos intentaré destacar las cualidades humanísticas del que, en mi opinión, ha sido la personalidad más deslumbrante del siglo XX. Wojtyla fue un humanista, no por ser Papa, sino por ser una persona que cumplía las condiciones y cualidades que venimos predicando de los humanistas. Dicho de otra manera, Karol Wojtyla era un humanista antes de ser Papa.
Si yo te preguntara, amable lector, tu opinión sobre el Papa Juan Pablo II, seguro que la tendrías. No en vano este Papa ha formado parte de nuestras vidas durante casi 27 años. Muchos lo hemos visto personalmente en sus viajes a España, o por TV en sus viajes por el mundo, en las ceremonias del Vaticano o en tantas otras apariciones públicas. Y también te habrás sobrecogido viéndole vivir y sufrir los dolores de su enfermedad en los últimos años.
Cometerías un error si a Juan Pablo II le valoraras en función de las estadísticas. Sin embargo, quiero dejar constancia de algunas de ellas, para apartarlas a continuación y pasar a lo que más interesa: su pensamiento. Se calcula que ha sido visto físicamente por 250 millones de personas; que ha recorrido 1 millón de kilómetros en sus viajes fuera de Italia; que ha recibido a 16 millones de personas en las Audiencias Generales, en las que pronunció 1.400 homilías catequéticas; que recibió a 570 Jefes de Estado o Primeros Ministros; que canonizó a 476 santos y beatificó a 1.314 beatos; que nombró a 200 Cardenales; que publicó 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones Apostólicas, 12 Constituciones Apostólicas, 40 Cartas Apostólicas, a lo que habría que añadir la aprobación del Código de Derecho Canónico y del Catecismo de la Iglesia Católica.
Con lo anterior no estaría descrita completamente su labor pastoral, pues baste pensar que en los más de 180 viajes por el mundo pronunciaba numerosos discursos y homilías. Cuando vino a España en 1982 pronunció 46 alocuciones de diversa naturaleza, en los 9 días del viaje. Pero como digo, no valores a Juan Pablo II por los números, sino por el contenido de la inmensa obra escrita que dejó, y por el ejemplo que fue su vida y, especialmente, su muerte.
Creo que todos sabemos, más o menos, como fue la vida de Juan Pablo II, conocemos también más o menos el contenido de alguno de sus documentos más importantes, y estamos de acuerdo con su canonización, es decir, asentimos a que sea elevado a los altares. Pero, si en vez de preguntar porque Juan Pablo II fue declarado Santo, preguntase porqué Karol Wojtyla fue elegido Papa, estoy seguro de que la respuesta no sería tan segura y tan rápida.
Los libros y las películas nos han hecho conocer su biografía: su nacimiento en Wadowice, Polonia, en 1920; su vida universitaria en Cracovia; su vivencia de los regímenes nazi y comunista; su ordenación sacerdotal en 1946; su estancia en Roma para sus estudios de teología que culminan con una tesis doctoral sobre la fe en San Juan de la Cruz; su paso por la parroquia rural de Niegowic; después capellán de universitarios en la Parroquia de San Florián de Cracovia; su tesis doctoral en filosofía sobre la fenomenología y su aplicación a la ética cristianan; sus cuatro años de profesor de Ética en la Universidad de Lublin; su nombramiento como Obispo auxiliar de Cracovia y su participación en el Concilio Vaticano II, después Arzobispo y después Cardenal.
Cualquier biografía de las muchas que hay te completará esta brevísima semblanza. Te recomiendo por ser la mejor, con mucha diferencia, en mi opinión, las de Georg Weigel: "Testigo de Esperanza" hasta 1997, y "El final y el principio" hasta su muerte que contiene, además, una valoración global del papado.
En el próximo artículo comenzaré a indagar en el pensamiento humanista de Wojtyla. Te preguntarás si ese pensamiento tiene algo que ver con la política. Se comprobará como cada una de las cualidades humanistas de Karol Wojtyla tiene repercusiones directas o indirectas en la política de nuestros días.