Situaciones como la que se vivieron ayer entre las paredes de la Diputación de Toledo hacen creer en el buen fondo de la política. Y es que ayer no existieron unas u otras siglas, sino que se vió complicidad y compañerismo entre los miembros y trabajadores de los diversos partidos que componen la Diputación de Toledo.
Fue por una ocasión especial. El vicepresidente de la institución provincial, Joaquín Romera, volvía a asistir presencialmente a un Pleno después de sufrir un ictus.
Todos acudieron a saludarle y a darle la bienvenida, porque antes que los políticos están las personas. De hecho, este mismo mensaje en forma de abrazo o sonrisa no sólo se dio en los pasillos del edificio ubicado en la plaza de la Merced, sino que llegó a transmitirse mediante las declaraciones previas de los protavoces al comienzo del Pleno.
En primer lugar, Daniel Arias, portavoz de Vox y vicepresidente segundo del órgano provincial, inmediatamente después de mostrar sus condolencias a las familias de los fallecidos en el incendio de Valencia y a la del sargento de la Academia de Infantería que corrió la misma suerte la semana pasada, señaló que era un día de «mucha satisfacción y alegría» porque Joaquín Romera «vuelve a su casa».
Por su parte, la portavoz socialista, Tita García-Élez, inició su discurso en la misma línea manifestando su alegría «por volverle a ver y con tantas ganas».
En última instancia, fue su compañera de partido, la popular Soledad de Frutos, la que se refirió al vicepresidente expresando su felicidad y deseando que «ojalá progresivamente vaya reincorporando sus funciones».
Todo lo demás fue política, pero por un día ésta quedó reelegada a un segundo plano para dar la bienvenida a un clásico de la política toledana, Joaquín Romera.