El 27 de enero de 2020, miles de personas conmemorarán el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz, un complejo de campos de concentración y de exterminio nazi. Se trata de un llamamiento a la tolerancia, la libertad y la convivencia a través de uno de los episodios más negros de la historia del hombre. En el Principado de Asturias, como en tantos y tantos lugares del mundo, manifestarán en un acto, el profundo dolor en base al recuerdo de esa parte de la historia mundial en el que el horror superó a la dignidad y al sentimiento de irracionalidad más absurdo y grande que haya podido existir.
Entre los perseguidos, además de judíos, gitanos y homosexuales, los testigos de Jehová sufrieron como nadie esa persecución mortal. En 1933, el gobierno nazi comenzó a perseguir a los testigos de Jehová, y luego proscribió su obra en todo el territorio alemán. Los valores morales y la manera de actuar de los Testigos no eran compatibles con la ideología nazi. Por ejemplo, se negaban a pronunciar el saludo obligatorio ‘Heil Hitler!’, pues entendían que rendir homenaje a Hitler suponía traicionar su lealtad a Dios. También rehusaban apoyar el esfuerzo militar nazi, algo que se consideraba un crimen contra el Estado. «Si te negabas a realizar el servicio militar, te enviaban a un campo de concentración», explica Andrzej Szalbot, quien fue arrestado en 1943 y deportado a Auschwitz con tan solo 19 años. A los testigos de Jehová se les decía que podían salir del campo si firmaban un documento con el que renunciaban a su organización y declaraban que sus enseñanzas eran falsas. Andrzej Szalbot nunca firmó este documento.
El campo de Auschwitz (denominado oficialmente en alemán, ‘Konzentrationslager Auschwitz’) fue un complejo formado por diversos campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi situado en los territorios polacos ocupados durante la Segunda Guerra Mundial. Comprendía Auschwitz I -campo original-, Auschwitz II-Birkenau -campo de concentración y exterminio-, Auschwitz III-Monowitz -campo de trabajo para la IG Farben- y 45 campos satélites más.
Situado en O?wi?cim a unos 43 km al oeste de Cracovia, fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo, donde se calcula que fueron enviadas cerca de un millón trescientas mil personas, de las cuales murieron un millón cien mil, la gran mayoría de ellas judías (el 90 %, aproximadamente un millón), aunque también deben contarse a polacos, gitanos, prisioneros de guerra, comunistas, disidentes del régimen, etc.
En la puerta de entrada a uno de los campos que componían el complejo (Auschwitz I) se puede leer el lema en alemán Arbeit macht frei («El trabajo libera»), con el que las fuerzas de las SS, que estaban a cargo del centro, recibían a los deportados, desde su apertura el 20 de mayo de 1940 hasta el 27 de enero de 1945, cuando fue liberado por el ejército soviético.
Bajo la supervisión de Heinrich Himmler, estuvo dirigido por el oficial de las SS Obersturmbannführer Rudolf Höss hasta el verano de 1943, reemplazado posteriormente por Arthur Liebehenschel y Richard Baer. Höss, capturado por los aliados, declaró en los juicios de Núremberg antes de ser procesado y condenado a muerte por ahorcamiento en 1947 delante del crematorio de Auschwitz I. En 1947 en O?wi?cim fue fundado el Museo estatal Auschwitz-Birkenau. Es un monumento de crímenes de guerra alemanes en la Polonia ocupada, formado por dos campos de concentración Auschwitz I y Auschwitz-Birkenau. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1979 como uno de los lugares de mayor simbolismo del Holocausto o Shoah.
Diez libros sobre Auschwitz en este setenta y cinco aniversario que aconsejo leer: ‘Auschwitz, última parada’ de Eddy de Wing; ‘La bibliotecaria de Auschwitz’ de Antonio Iturbe; ‘La farmaceútica de Auschwitz’ de Patricia Posner; ‘El chico que siguió a su padre a Auschwitz’ de Jeremy Dronfield; ‘La casa alemana’ de Annete Hess; ‘El tatuador de Auschwitz» de Heather Morris; «La bailarina de Auschwitz’ de Edith Eger; ‘La risa nos hará libres. Cómicos en los campos nazis’ de Antonella Ottai; ‘El pequeño libro de los grandes valores’ de Meirav Kampeass-Riess; ‘Regreso a Birkernau’ de Ginette Kolinka.