El número de nuevos casos de cáncer detectados en la provincia escaló el pasado año hasta los 4.184 diagnósticos, el dato más elevado de la serie histórica. Con carácter general, la mayor parte de los descubrimientos se produjo en las franjas de edad más avanzadas y entre varones. Respecto al volumen de 2015, una década atrás, Toledo añade medio millar de casos.
La evolución creciente en este indicador resulta un fenómeno multicausal. Por una parte, hay más casos porque la población es mayor. Por otra parte, la esperanza de vida propicia mayores posibilidades de aparición de la enfermedad. Al mismo tiempo, las campañas de detección precoz y el cuidado regular de la salud ayudan a desvelar la presencia de tumores malignos o alteraciones del torrente sanguíneo.
Los hombres protagonizan el 58,5% de las nuevas detecciones de cáncer en la provincia. Además, se constataron 1.370 casos, el 32,7% del total, entre pacientes de 75 años o más edad. La estimación de la Asociación Española Contra el Cáncer augura unos 5.200 nuevos casos dentro de diez años. En la siguiente década, y si esta previsión se materializa, Toledo añadirá un millar de nuevos casos al último registro conocido. De cara a 2050, se prevé la aparición de 5.850 enfermedades oncológicas de reciente descubrimiento.
El tipo de cáncer más diagnosticado en la provincia en 2024 fue el colorrectal, con 590 casos. El de mama alcanzó a 508 pacientes más y el de próstata a otros 505 vecinos. Además, el de pulmón, la enfermedad tumoral con mayor mortalidad en Toledo el pasado año, aportó 455 nuevos pacientes.
FACTORES DE RIESGO. El consumo de tabaco, uno de los hábitos más nocivos para la salud y desencadenante de las afecciones oncológicas, aumentó en la provincia en la última revisión anual. Mientras que en 2023, el Observatorio de la AECC contabilizaba casi 123.000 vecinos adheridos a esta sustancia, la última cifra anual eleva este indicador por encima de las 128.000 personas, lo que supone un incremento del 4,4% interanual. Hay más hombres fumadores, el 58,6% del total.
Casi 2.700 personas permanecieron expuestas durante más de cinco horas al humo del tabaco en la provincia. Sin embargo, en 2009, antes de la entrada en vigor de la prohibición del tabaco en espacios cerrados de uso común, el número de toledanos que pasaron al menos cinco horas en entornos con humo ascendió a 31.101 vecinos. Además, el tamaño del grupo que no está nunca o casi nunca en contacto con el tabaco -tampoco de forma pasiva- roza los 560.000 toledanos; una década atrás, sin embargo, el volumen de este colectivo era de apenas 243.000 personas.
Pese a la reducción generalizada del tabaquismo en el medio plazo, el 26% de los jóvenes de la región (este indicador no ofrece datos por provincias) ha fumado en los últimos 30 días, mientras que un 44% de esta cohorte ha probado el tabaco alguna vez.
Respecto al alcohol, otra de las sustancias cuyo consumo se relaciona con la enfermedad oncológica, se advierte la presencia de unos 570.000 tomadores habituales en Castilla-La Mancha, es decir, de personas que beben al menos una vez por semana. Además, son casi 228.000 los vecinos que ingieren bebidas espirituosas de forma diaria. Algo menos de 700.000 habitantes de la comunidad, apenas uno de cada tres moradores, no consumen nunca.
Por otra parte, se detecta obesidad en unos 238.000 castellanomanchegos (otro indicador sin registros provinciales) y sobrepeso en otros 705.000 vecinos. La estadística que ofrece la AECC cifra en casi 1,4 millones de habitantes la proporción de residentes en la región que no realizan ejercicio físico nunca o casi nunca. Las cohortes más pasivas, además, tienden a corresponderse con las personas de mayor edad. La obesidad, asimismo, se relaciona con ciudadanos con menos años de estudio y un nivel de renta comparado más bajo.