'La desconocida' une a Montero y Truc

SPC-Agencias
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Rosa Montero y Olivier Truc publican una novela negra a cuatro manos en español y en francés a petición del festival galo Quais du Polar que se desarrolla en Barcelona y Lyon

‘La desconocida’ une a Montero y Truc - Foto: Alejandro Garcia

La escritora madrileña Rosa Montero vuelve a la temática de intriga con la obra La desconocida, escrita a cuatro manos con el escritor y periodista francés Olivier Truc, que por iniciativa del festival del género policial galo Quais du Polar transcurre entre Barcelona y Lyon.

En plena campaña de lanzamiento del libro, publicado en España por Alfaguara y en Francia por Points, Montero explica que cuando recibió el encargo de Quais du Polar no pudo negarse y además ya conocía a Olivier Truc, con quien comparte editora en Francia.

En La desconocida aparece en el puerto de Barcelona una joven inconsciente y deshidratada en el interior de un contenedor no declarado, no recuerda quién es ni cuál es su lengua materna, pero está viva.

Mientras se recupera en el hospital, un hombre intenta asesinarla y es entonces cuando la inspectora Anna Ripoll parece haberla identificado como una francesa de Lyon, donde el inspector Erik Zapori se hará cargo de la investigación para lo cual tendrá que viajar a España.

«Los dos estábamos inmersos en una ola frenética profesionalmente: yo, en la promoción de mi anterior novela, El peligro de estar cuerda, y Olivier, que también es periodista en Le Monde, estaba cubriendo la guerra en Ucrania en situación profesional», comenta  Montero.

La escritora asegura que «Olivier tuvo la gran generosidad de aceptar  una idea mía y a partir de ahí continuamos los dos» y añade que «podría parecer un cadáver exquisito surrealista, pero ese esquema no se puede aplicar a una novela negra, que es todo lo contrario, con sus reglas y su aparato de relojería».

La autora de La hija del Caníbal y La buena suerte se encargó del primer capítulo y a partir de ahí de los impares, y Truc escribió los capítulos pares y el último: «Aparte de sorprendernos, creábamos un proyecto común, nos dábamos pistas, acordábamos el desarrollo de la trama y de los personajes».

Recuerda Montero que «ser novelista es un trabajo tan solitario» que nunca se le habría ocurrido escribir con otro si no hubiera llegado esta propuesta.

Explica como curiosidad que durante cuatro meses se intercambiaron los capítulos cada uno en su lengua, que luego trasladaban los traductores, pero la comunicación entre ambos sobre «la cocina de la escritura» la hacían en inglés.

La madrileña revela que partió primero de la «desconocida» y aunque Truc le había dicho que no quería una policía, «Anna Ripoll se coló en la historia cuando se presentó en el hospital: al final, no escoges lo que quieres hacer».

El periodista francés, que ha calificado la experiencia de «aventura extraordinaria», siente que «la historia creada nos pertenece a los dos y no habría funcionado con una guerra de egos».

Cuando comenzó a escribir la novela, en paralelo estaba haciendo un reportaje en Zaporiyia, Ucrania, de donde extrajo el nombre del inspector de Lyon.

Ambos autores comparten el trabajo periodístico, si bien, como reconoce Montero, es «un periodismo escrito que ni tiene que ver con dirigir un periódico ni trabajar en televisión, pero esa labor  que ambos hacemos es un género literario en sí mismo» y cita como ejemplo A sangre fría de Truman Capote, que «es un reportaje y es literatura» y, de hecho, añade: «Es raro que un escritor cultive un solo género».

No hay una influencia directa del periodismo, destaca Montero, aunque todo salga de la misma persona: «En periodismo la claridad es fundamental y en novela la ambigüedad es un valor, en las informaciones hablas de lo que sabes, en novela hablas de lo que no sabes que sabes, porque cuentas  desde el inconsciente. En periodismo eres un árbol que habla del árbol que tienes al lado, y en una novela eres un águila que vuelas y hablas del bosque».