Un año más el balance es el mismo:malo. Los feriantes recogen las atracciones, los puestos y sus enseres de La Peraleda con la misma sensación tras comprobar «la escasez de gente esos días» a pesar de que Toledo ‘se ha dejado la piel’ en la Semana Grande del Corpus. Las caras lo dicen todo. No hay resignación ni indignación como otros años por falta de conciertos en la zona o por las deficiencias del propio ferial, pero sí un deseo que dudan todavía que vaya a cumplirse, el recinto ferial de Safont.
«Por lo menos allí estaría todo más centralizado», explican un grupo de jóvenes mientras desmontan una de las atracciones. El fin de semana se hace algo más de negocio, pero tampoco mucho «porque la gente ya no baja a la Peraleda como antes» a pesar de que la feria cuenta con muchas atracciones, tómbolas, puestos de venta de artículos, bares y puestos de comida.
«No sabemos si harán el recinto ferial», comenta también el dueño de una tómbola. A él, de momento, nadie le ha dicho que el recinto ferial se instalará en Safont en esta legislatura, únicamente escucha rumores, pero asume que al final siempre termina montando su negocio en La Peraleda, un recinto que reúne pocas condiciones para la celebración de las fiestas desde hace años.
En esta ocasión, el tiempo ha respetado la semana de fiestas, no como ocurrió el año pasado, pero aún así los feriantes han echado de menos más afluencia de público. Esta vez tampoco hubo críticas hacia el Ayuntamiento, los feriantes están acostumbrados a instalarse en La Peraleda año tras año a pesar de que tienen claro que este recinto necesita una buena inversión para hacerlo más atractivo.
La queja del año pasado fue la falta de conciertos de peso en La Peraleda, ya que lo único que se celebró allí fue la actuación de una orquesta. Este año únicamente ha habido uno, el concierto Máxima Corpus, que reunió a 45.000 personas en la madrugada del domingo 16 de junio, pero este famoso festival dance tampoco ha podido amainar la sequía que sufren los feriantes todos los años por estas fechas. Además, ese fin de semana todavía faltaban negocios por montar.
El dueño de una tómbola reconoce que ha estado los cuatro o cinco días últimos de la feria «y ha estado muy floja». Sabe que la gente ya no disfruta como antes y prefiere vivir las fiestas en el Casco y en otros barrios de la ciudad que desplazarse a la periferia, a un recinto polvoriento.
años de peticiones. Los feriantes suelen pedir al Ayuntamiento mejoras en La Peraleda para que el recinto resulte atractivo y una programación de actuaciones que atraiga al público, como ocurría cuando se instalaba una gran carpa que acogía conciertos y discoteca de madrugada. Pero también insisten desde hace tiempo en la necesidad de una mayor promoción para que la feria resulte más atractiva.
La Peraleda se ha convertido en una cruz para los feriantes desde hace años. Muchos se plantean si repetir en las ferias de agosto y así lo comunican año tras año. Otros insisten que montar una feria en la periferia no es productivo y los más mayores y asiduos recuerdan los tiempos en los que la feria se ubicaba en la Vega. Incluso hace más de doce años los feriantes pidieron trasladarla al Paseo de Merchán, pero el concejal de Cultura y Festejos de entonces, Fernando Cirujano, aseguró que era más adecuada La Peraleda para evitar cortes de tráfico.
De momento, el negocio no va bien en La Peraleda. Los habrá que intenten probar suerte otra vez en agosto, pero otros cambiarán de rumbo y se buscarán hueco en otras ferias este verano.