Hablaba con mi amigo Fidel, lucillano de solera, ya saben, de Lucillos pueblo del Horcajo a unos 18 kilómetros de Talavera, cuando refiriéndose a una jovencita la calificó como 'Ana Bolena'. Exactamente Nabolena porque la «a» inicial desapareció de su pronunciación fundiendo el nombre y el apellido convertidos en una sola palabra. Curioso: apellido y nombre encajados y utilizados como un adjetivo. Usamos corrientemente «pepito grillo» para referirnos a alguien fastidioso que nos pone pegas a cosas que nos apetecen, Hércules a un forzudo, Midas a alguien muy rico y así, nombres que se adjetivan con algún significado. En este caso el campo semántico, como dicen los entendidos del idioma, que usan en Lucillos para decir que una niña o una jovencita es una «Nabolena» se refiere a que es traviesa, un poco enredadora, algo pícara, amiga de entrometerse en todo, avispada etc. Imagino que se entiende el significado que dan allí cuando dicen que esta o aquella es una «nabolena» o «anabolena» para los más puestos en la historia.
Curiosísimo y encantador. Mira por donde en un lugar de Castilla, tan cerca de Talavera existe en el habla local una referencia al personaje histórico, segunda esposa de Enrique VIII, Ana Bolena, y protagonista del cisma con la Iglesia de Roma y aquél follón. A la reina le tocó ser decapitada después del calentón del octavo Enrique y no parir un varón. La decapitaron con la espada de un verdugo que Enrique VIII llevó desde Francia, fue el origen de un problema diplomático y originó una nueva iglesia en Inglaterra, la iglesia Anglicana como sabemos y la ruptura del país del té de las cinco con Roma. Un hecho que involucró a España, Inglaterra y me imagino que a la mayoría de las naciones alineadas con unos o con otros en aquél siglo XVI cuando las dos naciones eran potencias. Por causa de la chica problemática de Lucillos de la que me hablaba Fidel me enteré que en el pueblo todavía hay memoria de aquellos azarosos días y de que los acontecimientos debieron ser muy sonados para que la gente común incorporase al lenguaje local el nombre de Ana Bolena, como escribí, que quedó en Lucillos como sinónimo de chica difícil, entrometida, sabihonda y demás. Eso en España aunque a los ingleses Ana les cayó muy bien al principio, según creo. La Bolena no debió caer bien en España por cuanto era dama de honor de Catalina de Aragón y desplazó del lecho del rey a la referida Catalina creo que hija de los Reyes Católicos, aunque me perdonarán que no mire Internet para confirmarlo.
En estos tiempos de ignorancia e inquina por la Historia me gusta encontrar pinceladas como la de Lucillos.