Cinco años de pandemia han modificado los hábitos de ocio en la industria audiovisual. En la nueva normalidad, los españoles prefieren los contenidos por streaming a la televisión tradicional, mientras que la taquilla de las salas de cine sigue estando un 20% por debajo de las cifras prepandemia.

Fabia Buenaventura, directora general de la Asociación de Productores Audiovisuales Independientes (PATE), que suministra contenido audiovisual a salas de cine, cadenas de televisión y plataformas, subraya que lo que definitivamente «ha venido para quedarse» es la eclosión de obras españolas, sean películas o series, en plataformas internacionales.

Según el estudio de la Universidad Carlos III de Madrid Diversidad Audiovisual, la obras en español (series y películas) han pasado de 1.061 en enero de 2022 a 1.591 en el mismo mes de 2024, prácticamente un 50% más, siendo Netflix y Prime Video las empresas que más tiempo llevan operando en España.

Según uno de los investigadores, Pedro Gallo, ahora hay más oferta de contenidos guionizados, como realities y concursos. Y sobre la prevalencia de series o películas, Gallo explica que si se cuentan contenidos, no temporadas, hay más largometrajes que series.

Si en la pandemia «los españoles se suscribían a todo», al recuperar la normalidad, las plataformas detectan un estancamiento y contratan con criterios más selectivos en cuánto al número de obras y longitud de las series, señalan desde PATE.

Otra enseñanza de la pandemia es la forma de trabajar: «Ahora todo se hace de manera más internacional y se comparten equipos. Eso enriquece y es positivo».

Cliente nómada y selectivo

Las plataformas han detectado que el usuario se ha vuelto un experto en el uso de los servicios, es más selectivo y difícil de conservar. Así lo cuenta el director de la Asociación Española de Vídeo On Demand (Aevod), José Antonio de Luna. A consecuencia de ello hay un fenómeno que es el «cliente nómada», que se mueve entre servicios buscando lo que quiere ver en cada momento.

También ha cambiado la competencia. «Ahora hay muchas más opciones, lo que obliga a diferenciar qué ofreces al público».

La presidenta de la Asociación Estatal de Cine), María Luisa Gutiérrez, también observa «un cambio radical» en la parte administrativa. En un día de rodaje, apunta, «hay que dar 150 altas entre figurantes y técnicos que implican 150 contratos, y todo eso nos acostumbramos a hacerlo digitalmente. Eso llegó y se quedó».

Gutiérrez, por su parte, se refiere a las reuniones que antes de la pandemia se hacían presenciales, ahora se impone el teletrabajo: «Optimizas el tiempo y ahorras dinero».

En lo que no hay cambios es en la forma de proyección. «Somos fieles defensores de la pantalla y hemos peleado para que el espectador vuelva a las salas como una experiencia social. Quiero pensar que eso se va a recuperar, pero está costando», admite.

Para la directora de producción original de Movistar Plus+, Manuela Ocón, el aumento de producciones ha alentado la apertura de centros de formación y ha profesionalizado la escritura de guiones.

El cine como espacio seguro

También la presidenta de la Federación de Distrubuidores Cinematográficos, Estela Artacho, reconoce que la pandemia fue un «mazazo». Desde el inicio, esta entidad trabajó en medidas para recuperar la confianza del público. Cinco años después, el cine se encuentra en un buen momento, se recuperó la confianza y 2024 cerró con 74,5 millones de espectadores y 495 millones en taquilla. Si bien son cifras están por debajo de los datos prepandemia.