Luis Brasero es el entrenador talaverano del equipo nacional sénior de piragüismo. Viajará a París para sus cuartos juegos olímpicos. En la siguiente entrevista habla abiertamente de las opciones españolas de medallas olímpicas de un piragüismo en auge. Por supuesto se refiere al talaverano Paco Cubelos de quien dice que llega «en su mejor momento». Y repasa su trayectoria en el piragüismo desde sus inicios en el club Talak.
Incluidos los inminentes Juegos de París, ¿a cuántas citas olímpicas has acudido?
Éstos serán los cuartos juegos. Empezamos en Londres 2012, pasamos por Río en 2016, un Tokio accidentado en 2021 y ahora París 2024.
¿Y es como la primera vez?
Es muy distinto. La primera vez nos llegó con Paco Cubelos, un deportista muy joven que triunfó en las categorías inferiores y pasó directamente a la absoluta. Ganó en territorio nacional y se vio como obligado a representar a España en un Mundial donde conseguimos la plaza. Era todo motivacional, pero a la vez con la ilusión de alguien que va primera vez con un deportista de su localidad. Ahora la motivación está presente porque la cita olímpica es un conjunto de cosas que se van macerando, llegas al cuarto año y te encuentras con ello. Por tanto, el nivel motivacional es exactamente igual que el primer año.
¿Cómo comenzaste en el piragüismo?
Mi aventura en el piragüismo nació en el club de Talavera, en el Talak, primero como deportista a los 15 años y pasé de practicarlo a tener como una especie de necesidad de transmitir los conocimientos adquiridos en los tres o cuatro años que estuve como deportista. También, a los 18 ó 19 años, me di cuenta de que el nivel deportivo con respecto a chicos que empezaban, estaba estacando y que igual debía focalizar todo el esfuerzo en proyectar en los pequeños que tuvieran etapas de perfeccionamiento que les llevasen a cumplir sus ilusiones de llegar a un equipo nacional o a tener resultados internacionales. Entonces empecé a asumir facetas de técnico del club. Conseguimos una cantera de deportistas donde estaban Héctor Cubelos, Enrique Peces, Álvaro Burcio….; había una serie de deportistas que nos permitió contar un equipo de alto nivel propio de Talavera, desde donde empezamos a participar en competiciones internacionales hasta conseguir un Campeonato del Mundo de Maratón en Perth (Australia) con Quique y Héctor.
Fue como el punto de partida e igual en esa época teníamos a cuatro o cinco deportistas en los equipos nacionales junior y sub'23; de ahí surgió un poco la necesidad de integrarme como técnico dentro del equipo nacional. Y fue un poco de casualidad; estaba en un comité técnico de la Real Federación Española de Piragüismo como asesor de la parte sprint y hubo un contratiempo con uno de los técnicos encargado del equipo de Madrid; entonces, me venía bien en ese momento colaborar con ellos y la Federación entendió que era el idóneo para ocupar esa plaza. Arranqué con el equipo junior, al año siguiente tuve al sub'23 y al otro el absoluto y ya van 15 años de aquello.
Has sido elegido en varias ocasiones como mejor técnico español por la Real Federación Española de Piragüismo. ¿Cómo encajas los reconocimientos?
Son cinco años ya; la primera vez que me dieron el mejor técnico nacional estaba todavía como entrenador del club de piragüismo de Talavera. Y desde la mitad de la etapa de los Juegos de Río hasta la mitad de la etapa de Tokio coronamos unos cuatro o cinco años donde los resultados del grupo de Madrid donde trabajo era preponderantes por encima de los otros; con lo que en esa especie de ranking salía siempre como mejor técnico y son ya cinco años que no me dan, ni me quinta nada. Pienso que para un deportista resulta esencial el reconocimiento, pero en el caso de un entrenador es una satisfacción interna. Es que a mí que no me gusta hacer mucho ruido y dado que las emociones casi me implosionan más hacia dentro que hacia afuera, no supuso mucho más.
España presenta un equipo formado por 21 palistas. ¿Cuántas medallas consideras que puede obtener el equipo nacional?
El piragüismo tiene en los últimos tres ciclos olímpicos una media de cuatro medallas. No me tiro al charco, pero España en los Juegos de París tiene, por la trayectoria en estos cuatro últimos años, dos medallas bastantes seguras, salvo cualquier contratiempo; y luego otras seis posibles medallas de aspiración entre sprint y aguas bravas. Por tanto, el piragüismo español podría optar a seis o siete medallas y, de ahí hacia abajo, quedarse fácilmente en cuatro. La trayectoria del piragüismo en los tres últimos ciclos está muy por encima de cualquier otro deporte olímpico y eso se refleja también en los propios deportistas porque los más laureados en el olimpismo son Saúl Craviotto y David Cal, con cinco medallas cada uno. Por tanto, el piragüismo está en auge y auguramos que en algún ciclo olímpico más va a seguir ahí arriba.
Marcus Cooper será el abanderado español en el desfile inaugural de los Juegos. ¿Es también una opción segura de medalla?
Con Marcus me afecta especialmente porque fue un deportista con el que estuve trabajando cuatros años en Madrid y ganó el oro olímpico entrenando conmigo; por tanto, le tengo un cariño especial. Creo que España está muy bien representada en todos los aspectos tanto deportivamente como en valores con Marcus y será el deportista que va a trascender; y es que por edad no sé si Saúl Craviotto terminará en estos Juegos en una decisión que, por supuesto, tomará él. Pero Marcus se encuentra en un momento de forma espectacular, así como también de madurez deportiva para afrontar próximos retos. Aquí hay un par de medallas posibles: la del K4 bastante factible por todo lo que han hecho los últimos cuatro años, en los que siempre han estado en medalla y que en Tokio fueron plata; y otra también en el K2.
¿Y cómo llega Paco Cubelos a París?
Pues en su mejor momento en todos los aspectos. En el deportivo está en una etapa ascendente y, además, se encuentra en una época de madurez donde conoce perfectamente todo lo que tiene que hacer para llegar a una gran cita. Nuestro camino desde Tokio ha sido de trabajo duro y continuo, pero distinto al que había tomado hasta Japón ya que antes participaba en K2 con Iñigo Peña. Entonces, las condiciones son muy distintas. Hemos ido progresando y escalando hasta tener, desde mi punto de vista, un puesto en las últimas competiciones que nos permitan pensar que estamos entre los cinco mejores del mundo. Eso sí, hemos trabajado cada día con el propósito de mejora en distintos aspectos y lo estamos haciendo; entonces, nos ponemos en la línea de salida sin ningún complejo y con las espadas en alto para conseguir cualquier cosa.
Así, Cubelos vuelve a sus orígenes con el K1.
Tiene un origen muy acentuado en el K1; incluso en las pruebas que hacía desde bien chiquitillo, en infantiles y cadetes, ha dominado siempre el K1 en España; sucedió así también cuando pasó a sénior y nos llevó a esa circunstancia de ir a Londres con 19 años y defender un K1 entre gente muy madura. Recuerdo que las expectativas que teníamos, una vez clasificados para la final, nos hacían emocionarnos y motivarnos porque igual la íbamos a liar con un chaval de 19 años. Luego consiguió una séptima plaza que fue increíble porque estaba rodeado por deportistas con muchos años en el alto rendimiento y Paco era como la excepción.
¿Cuáles son las claves en la trayectoria de Paco Cubelos para que vaya a afrontar sus terceros juegos olímpicos?
Tiene una personalidad arrolladora en el mejor sentido de la palabra y una especie de liderazgo silencioso en su comportamiento, en su forma de afrontar las cosas y, sobre todo, en el día a día que le hacen especial. Ese tesón, esa seguridad, esa pasión por lo que hace, ademas tiene la consigna y el foco de adonde quiere llegar y ha ido superando etapas con muchos altibajos; y es que hay trabajo que genera siempre expectativa e ilusión, pero la competición te pone a veces en un sitio que parece que estás un poco por debajo de donde te mereces. Aunque ha sabido pasar como una vela que la vuelves a encender, abres gas y está otra vez al cien por cien para conseguir sus objetivos.
Este ciclo olímpico ha sido más corto y ha llegado con cambios en el programa de piragüismo. ¿Cómo se ha gestionado?
Es un ciclo de cuatro años comprimido en tres, entonces, nos han quitado el año posolímpico que es cuando los deportistas se relajan un poquito, bajan un poco el pistón y el volumen de horas de entrenamiento. Sin embargo, esta vez no ha habido tiempo para respirar. Por lo demás no ha cambiado demasiado, al menos para nosotros. Sí es verdad que el piragüismo tiene siempre muchos cambios que no sabes si te van a favorecer. La Federación Internacional determina cuáles van a ser las nuevas categorías en los próximos juegos olímpicos; en este sentido con Paco Cubelos hacíamos un trabajo de 1.000 metros que tenía dos plazas en K2 y otra del K1; pues las primeras se han ido para el K2 500, con lo que solo nos queda un puesto en el K1 1.000. Esto tiene una complicación muy elevada porque hay solo una medalla para todos los deportistas del mundo que practican K1 1.000, mientras en Río había siete.
Por tanto, ahora va solo el mejor de los mejores de cada país en un formato en el que en el Campeonato del Mundo solo clasifican siete, que es una cosa muy agresiva donde dan la posibilidad, además, de que participen dos deportistas de cada país con lo que la opción de medalla se complica mucho más con respecto a países hegemónicos como Alemania y Hungría. Pero nosotros competimos siempre para ser los mejores; nos ponemos en la línea de salida en una final con la mejor voluntad, nuestro mejor estado de forma y vamos adelante con todo.
Las pruebas de piragüismo en los Juegos Olímpicos de París se disputarán en el Estadio Náutico de Vaires-sur-Marne. ¿Cómo es esta pista?
Tampoco nos queremos marear mucho con esta situación. Sí puedo decir que es un pista muy caliente que permite que las embarcaciones corran porque cuanto más viscoso, más caliente es el agua y más posibilidades de que la embarcación corra. Y tiene un buen estudio de vientos. En definitiva, se nos pueden dar distintas situaciones que estamos perfectamente preparados para asumir.