Los Golden State Warriors de Stephen Curry arrancaron este martes su defensa del título con una victoria sin grandes dificultades ante Los Ángeles Lakers (123-109) en la jornada inaugural de la nueva temporada de la NBA.
La vida sigue igual en la mejor liga de baloncesto del planeta. Cuatro meses después de que los Warriors se proclamaran campeones ante los Celtics (hoy recibieron su anillo antes del encuentro), los de Steve Kerr se mostraron como un equipo sobrado de recursos y capaz de apretar el acelerador cuando más le conviene para reventar un partido sin sudar demasiado.
En cambio, los Lakers, después de su histórico fiasco del año pasado, reincidieron en algunos pecados mortales como la falta de tiro exterior (10 de 40 en triples), la insignificante aportación de su banquillo (solo 24 puntos) o sus bajonazos en el tercer cuarto.
No obstante, hubo algunos aspectos prometedores de los Lakers en el estreno en el banquillo de Darvin Ham.
Con 20 temporadas a sus espaldas, LeBron James sigue desafiando el paso del tiempo (casi triple-doble con 31 puntos, 14 rebotes y 8 asistencias); Anthony Davis, tras una curso marcado por la lesiones, dejó buenas sensaciones (27 puntos, 6 rebotes y 4 robos); y el equipo, que no bajó los brazos hasta el final, dio pinceladas de lo que puede lograr apretando en defensa y aumentando las revoluciones de sus contraataques.
Russell Westbrook, que por ahora sigue en los Lakers tras un verano repleto de rumores, fue titular y consiguió 19 puntos y 11 rebotes.
En los Warriors, que ganaban de 27 puntos en el tercer cuarto y que se relajaron en el último parcial con la situación bajo control, Curry brilló con 33 puntos, 6 rebotes, 7 asistencias y 4 robos.
Andrew Wiggins sumó 20 puntos y 6 rebotes y Klay Thompson aportó 18 puntos.
El partido tuvo además el morbo de ver sobre la pista juntos a Draymond Green y Jordan Poole después del puñetazo que le dio el primero al segundo en un entrenamiento de los Warriors.
Lento arranque
El primer parcial dejó claro que los dos equipos todavía están en fase de lanzamiento.
Poole metió dos triples pero los Warriors fallaron diez tiros seguidos y Davis, muy activo en los Lakers con 10 puntos, fue la mejor noticia para unos angelinos negados en el tiro exterior (1 de 10 en triples).
Con una ventaja mínima tras un primer cuarto poco vistoso (25-22), los Warriors subieron la intensidad en el segundo parcial, Curry empezó a soltar la muñeca y, con una mayor velocidad en la circulación de balón, llegaron a ponerse 14 arriba (53-39 con 2.27 para el descanso).
Los Lakers corrían el riesgo de desconectarse antes de hora.
Pero entre LeBron, Davis y Westbrook metieron 40 de los 52 puntos de su equipo en la primera mitad y los de púrpura y oro, con más garra que juego, se fueron al vestuario manteniendo a los Warriors a tiro de piedra (59-52).
Duro despertar
Con Beverley fuera de combate en un decepcionante debut con los Lakers (llevaba tres faltas a mediados del segundo cuarto y, muy pasado de revoluciones, sumó la cuarta nada más empezar la segunda mitad), los de LeBron se toparon con la dura realidad.
Incapaces de mejorar su puntería y con un ritmo muy espeso en ataque, los angelinos sufrieron las rápidas transiciones de unos Warriors cada vez más cómodos.
De Thompson a Wiggins pasando por Green, todos se unieron a un vendaval de Golden State coronado por el de siempre, un Curry fabuloso que metió dos fantásticos triples seguidos para dejar muy tocados a los Lakers (89-64 a falta de 4.12).
El fantasma de los desastrosos terceros cuartos de los Lakers del año pasado volvió a aparecer
Sin rastro de su defensa, los Lakers encajaron un duro 32-19 en ese parcial en el que solo metieron el 28,6 % de sus tiros frente al 50 % de unos Warriors.
Con una diferencia prácticamente insalvable al empezar el último cuarto (91-71), los visitantes tiraron de orgullo y llegaron a ponerse 12 abajo con una receta básica de defensa y contraataque sin mirar atrás.
Pero Curry sentenció el partido con dos genialidades marca de la casa: una exquisita penetración de mago ante Davis y un tres más uno fantástico ante Beverley.