Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


La familia, unida en la Alcarria

13/12/2024

Fue la primera vez para mi amigo Luis: «Creo que nunca hasta ese día había visto ni una negra ni un cochazo», confesó hace un par de días. El vehículo en cuestión era un espectacular Rolls-Royce y la chica se llamaba Viviana Gordon, aunque de forma circunstancial había sido bautizada bajo el nombre de Oteliña.  Era un bellezón de 30 años, estadounidense de San Luis (Misuri) y graduada en psicología infantil en Stanford que irrumpió en la plaza de Fuentes de la Alcarria vestida de choferesa. Llegó en un día caluroso y a los chiquillos que se agolparon alrededor de la comitiva lo que más les llamó la atención fue aquella mujer ataviada con una curiosa indumentaria en la que destacaba una gorra de plato blanca. No entendían nada, pero el exotismo siempre sirve de atracción para pequeños y también para grandes. La joven, altísima y educada, acompañaba a un señor orondo que resultó ser escritor de notable éxito, aunque ni Luisito –porque en 1985 no era todavía Luis– ni el resto de la cuadrilla tuvieran idea alguna de quién se trataba. El hombre resultó ser Camilo José Cela, que cuatro años más tarde fue merecedor del Premio Nobel de Literatura
Cela quiso visitar el único pueblo con el apellido de la Alcarria cuatro décadas después de su primer viaje en el que inmortalizó la que, con el tiempo, se ha convertido en la comarca más universal de la provincia de Guadalajara. Allí se presentó con esta Oteliña, rebautizada así porque, según Cela, tenía «el mismo lustre que el personaje de Shakespeare». Y de Fuentes de la Alcarria escribió: «La fuente tiene un chorro para los cristianos y un abrevadero para las bestias. El viajero no se explica cómo puede llegar hasta aquí el agua de la fuente». La sabiduría popular se lo explicó: «Por su propio peso». Amén.
Como bien se encarga de recordarnos a menudo el inmortal Rainer María Rilke, «la verdadera patria del hombre es la infancia». Esta semana, a Luisito –porque lo sigue siendo, aunque hace un lustro que rebasó los cuarenta– y al resto de su grupo les ha devuelto a la infancia y, por tanto, a su verdadera patria, un libro que conjuga los dos viajes que Camilo José Cela realizó por nuestra comarca. Esa criatura literaria, su autor, Jesús Orea, la ha titulado 'Viaje y Nuevo Viaje a la Alcarria en Familia', cuya presentación congregó el martes en Brihuega a más de 200 personas en el imponente y majestuoso hotel construido bajo los muros de la antigua Real Fábrica de Paños del siglo XVIII. 
'Viaje y Nuevo Viaje a la Alcarria en Familia' no es un simple recorrido por las 45 localidades que Cela visitó en alguna de sus dos singladuras por esta hermosa comarca. Tampoco es un libro de viajes más. Es una oportunidad de escuchar el latido de la tierra, de oler el aroma de sus campos y de apreciar el sentir y la propia idiosincrasia de sus gentes de una forma amena y rigurosa, didáctica y completa. Es una llamada a los niños y jóvenes para que conozcan mejor los orígenes de sus abuelos y bisabuelos y, en el caso de no tener ninguna vinculación de sangre con Guadalajara, para sentirse atraídos por una comarca con sobrados argumentos turísticos. El autor es un guadalajareñista militante, Nobel en alcarreñismo sin complejos que ha conseguido la simbiosis perfecta entre el paisaje y el paisanaje. Como todo lo que publica, ha logrado un ejemplar muy cuidado bajo la producción y maquetación de Aache y la edición y patrocinio de FADETA, el grupo de desarrollo rural de la zona del Tajo-Tajuña que está a punto de cumplir 25 años. Los textos y las ilustraciones de Nora Marco ofrecen a este libro un carácter didáctico más que necesario en estos tiempos efímeros sin peso y sin poso, marcados por lo irrelevante e insustancial. Nos ofrecen recorrer la Alcarria en familia, porque la familia que transita y conoce la Alcarria unida, permanece unida.