Golpe al negocio milmillonario de la falsificación de cartuchos de impresora

J.A.J./Toledo
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La Guardia Civil desmantela una red que distribuía imitaciones de HP en Europa, y arresta a tres ciudadanos chinos. La banda operaba en el Polígono Villa de Azaña. Estas tramas provocan al sector perdidas globales de 2.700 millones de euros al año.

La aparentemente inocua actividad de las falsificaciones se está revelando como uno de los más lucrativos focos de delincuencia en el ámbito internacional. Y un ejemplo lo da un consumible de informática presente en muchas casas y oficinas: los cartuchos de tinta para impresoras. La Comandancia de la Guardia Civil de Toledo ha dado un importante golpe a este ilegal negocio con la desarticulación en Numancia de la Sagra de una red de origen chino dedicada a distribuir cartuchos falsificados «de una conocida multinacional informática» por toda Europa, según ha informado a través de un comunicado. Este medio ha podido confirmar en fuentes conocedoras de este caso que la multinacional en cuestión es la Hewlett Packard (HP), la compañía referente de este producto en el mundo. El Instituto Armado ha confiscado en total 72.000 cartuchos valorados en 1,2 millones de euros. Una pequeña parte de los 2.700 millones anuales que el fraude de estas falsificaciones supone en pérdidas para las compañías que fabrican legalmente en este sector por todo el mundo, según estimaciones de la propia HP. La llamada Operación Fake del Instituto Armado se ha saldado con la detención de tres ciudadanos chinos.    

El grupo usaba España como puente para distribuir los cartuchos falsificados, llegados de China y Taiwan, por toda Europa aprovechando el mercado único de la UE. Una vez que el material se recibía en el Puerto de Valencia, era transportados por vía terrestre hasta una serie de naves de Numancia de la Sagra. Allí, una vez manipulado y clasificado por modelos, era distribuido a filiales y representantes en países europeos como Alemania, Andorra, Francia, Gran Bretaña, Holanda, Hungría, Italia, Polonia y Portugal. Tenían una bolsa de casi 100 clientes en cada uno de ellos, así como unos 140 más en España. A este millar de subcontratas se les facilitaba gran cantidad de productos para su venta al por menor, cuya tecnología estaba protegida bajo las patentes de la multinacional.

Con este entramado empresarial, se intentaba evitar el seguimiento del dinero procedente de sus actividades, con el único fin de dificultar posibles investigaciones.

Otro ejemplo de la opacidad de la banda era el proceder de los tres detenidos. Contaban con una compañía que vendía los cartuchos vía Internet, pero también figuraban en otras 17 sociedades. Para enmascarar su volumen de negocios y actividades, cambiaban continuamente de cargo en cada empresa, todas con la misma sede social.

Sin embargo, el trasiego de camiones hacia Numancia puso en alerta a la Guardia Civil, que organizó una operación de alcance internacional que desembocó en el decomiso de un camión con 50.000 cartuchos en Holanda. Tras el análisis del material por la propia multinacional en Estados Unidos, ésta confirmó que eran imitaciones de su producto.

Así, se efectuó el registro de 11 naves en el Polígono numantino Villa de Azaña, en el que se localizaron los 72.100 cartuchos y otros efectos. Además, se han localizado otros 5.841 cartuchos falsificados en  Polonia y Holanda. El valor total de lo incautado supera los dos millones de euros.

Un comercio ilegal que impide crear 2,5 millones de empleos en todo el mundo.

En un estudio divulgado en 2011, Hewlett Packard advertía que junto a las pérdidas que provoca la piratería de cartuchos a la industria de la impresión en todo el mundo, se dan otras consecuencias de ámbito global como la imposibilidad de crear 2,5 millones de empleos y la pérdida de 140 millones de euros en recaudación fiscal sólo en los países del G-20 (las mayores economías del mundo, entre ellas la española).

Ante la proliferación de las imitaciones de los cartuchos de tinta de impresora, HP ha tenido que desarrollar distintas tecnologías para proteger sus productos de imitaciones. Entre ellas, se encuentra el uso de códigos QR, legibles con un teléfono móvil inteligente. Estos códigos permiten determinar si el cartucho es auténtico o no. También se incluyen etiquetas holográficas, similares a las que también se emplean en billetes y tarjetas bancarias. La compañía advierte contra la adquisición de cartuchos piratas, ya que pueden ser rechazados por sus impresoras.