La Constitución de las Cortes de la XV Legislatura, prevista para el próximo día 17, tras los endiablados resultados que arrojaron las urnas el 23-J, que dibujaron un panorama en el que hay más perdedores que vencedores, está dejando por el camino a políticos que en los cuatro años precedentes desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de las sesiones del Congreso. A la noticia de que la actual presidenta del Congreso, Meritxel Batet se descarta para ocupar la presidencia de la Cámara le ha seguido la decisión del todavía portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, de no recoger su acta de diputado y retirarse de la vida política.
La negociación sobre la composición de la Mesa del Congreso es el primer tiempo de unas conversaciones más amplias sobre las posibilidades de que Pedro Sánchez logre una nueva investidura y sobre la actitud que vayan a seguir los independentistas catalanes de ERC y Junts. En esta nueva etapa la Mesa tendrá un papel determinante que estará acentuado por la debilidad parlamentaria de un gobierno de coalición que deberá pactar cualquiera de sus movimientos por pequeños que sean. A Batet no le faltan tablas, por un lado, ni compromiso con su partido por el otro, pero no hay duda de que la que viene será una legislatura todavía más bronca que la pasada si Feijóo ve frustrada su oportunidad de ocupar La Moncloa. De la pandemia a la guerra, pasando por episodios como el de Alberto Casero y la reforma laboral o el de la expulsión del diputado Alberto Rodríguez, la presidenta del Congreso, ha vivido intensamente la legislatura que concluye.
Meritxel Batet ha rendido importantes servicios al gobierno saliente, y como cabeza de lista por Barcelona en las pasadas elecciones ha logrado, junto al PSC sostener al PSOE y que fuera la lista más votada. Por otra parte, en el proceso actual de negociación han surgido voces desde Podemos que pedían su sustitución y habrá que esperar a conocer la intrahistoria de la composición de la actual Mesa, el nombre de su sustituto socialista para conocer los verdaderos motivos de su renuncia y si su separación del cargo ha sido una de las primeras cesiones del PSOE al independentismo catalán.
La renuncia de Iván Espinosa de los Monteros es de esas que se deben al hecho de haber perdido predicamento en el interior del partido, a que sus posiciones políticas han quedado arrumbadas por la ascendencia de los nuevos encargados de dirigir un partido en el que la fidelidad al líder y sus diktats es su santo y seña. El portavoz parlamentario de Vox había perdido comba con respecto a Jorge Buxadé y su escudero Ignacio Garriga, representantes del ala más dura del partido, la que ha llevado las negociaciones en los pactos autonómicos con el PP que le han dado entrada en los gobiernos regionales, y que han convertido a Vox en un artefacto más jerarquizado y más aprestado a dar todas las batallas culturales como ha demostrado en los acuerdos con los populares. Una decisión que vuelve a convulsionar a la dirección del partido de ultraderecha.