«Los jóvenes tienen relaciones de violencia muy fuertes»

A. L. Ramos
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Irene Gil, presidenta de la Asociación María de Padilla, lleva en el cargo desde febrero de 2022 y cogió el testigo de un grupo de mujeres que impulsaron la defensa de los derechos de la mujer en la ciudad de Toledo

Irene Gil, presidenta de María de Padilla. - Foto: Yolanda Lancha

Irene Gil, presidenta de la Asociación María de Padilla, lleva en el cargo desde febrero de 2022 y cogió el testigo de un grupo de mujeres que impulsaron la defensa de los derechos de la mujer en la ciudad de Toledo. Ante esta nueva responsabilidad, cuenta en que situación se encuentra Toledo y la provincia en cuanto a los casos de violencia de género que sufren las mujeres. En este sentido, se muestra muy preocupada por el aumento de estas situaciones entre los jóvenes.

¿Por qué surge y cómo nace la Asociación María de Padilla?

Llevamos trabajando más de 35 años y nació gracias a un grupo de mujeres que empezaron a juntarse para hacer labores relacionadas con el hogar. Esas reuniones se convirtieron en lugares donde ellas podían expresar y contar cómo se sentían y cómo se encontraban. Estamos hablando de una época en la que estaba muy estereotipado lo que tenían que hacer las mujeres, que era dedicarse a las labores de la casa, limpieza y cuidado de hijos.

Se empezaron a dar cuenta de que había un tema que se repetía mucho, que era la relación con la pareja, con el hombre, y en que había un abuso y un maltrato. Por ello,  Carmen Fernández y Carmen Calvo, más conocida como Pizqui, decidieron fundar la Asociación María de Padilla con el objetivo de ayudar a aquellas mujeres que estaban en situación de violencia y en momentos en el que había un maltrato hacia ellas. Esta asociación a lo largo del tiempo ha ido creciendo y se ha ido manteniendo, ayudando a muchísimas mujeres. 

¿Cuáles son las labores que realizáis en la asociación?

Algo fundamental que tenemos es la atención psicológica, tanto de manera individual como de manera grupal. Individual porque hay que hacer un trabajo con ellas a la hora de pedir ayuda o para llamarnos al teléfono que tenemos activo  24 horas.  Además, hacemos la terapia de grupo en el que ellas tienen a otras compañeras que han vivido la misma situación o similar a las que pueden contar lo que les ha ocurrido y apoyarse entre ellas, siempre acompañadas con una profesional. 

Con el paso del tiempo también nos hemos dado cuenta que hay un problema fundamental que es el tema judicial. Cuando una mujer toma la decisión de poner una denuncia, que es un paso gigante y enorme, se encuentra con una barrera de la administración muy grande, en el que hay mucha burocracia, hay mucho papel y hay mucho cuestionamiento sobre lo que cuenta la víctima. Por ello, decidimos incluir una compañera abogada que asesora y ayuda en la preparación previa a tener un juicio, que las ayuda mucho y las calma. También tenemos otra parte muy activista, necesitamos visibilizar los problemas que hay ahora mismo en la sociedad entorno a la violencia de género y seguir luchando por los derechos de las mujeres, ya que la violencia de género existe.

En cuanto a las personas jóvenes, ¿habéis notado un aumento de casos de violencia machista?

Hicimos un proyecto con el que íbamos dando formaciones por toda la provincia de Toledo, en institutos y en colegios. Pudimos comprobar que cada vez más chicos y chicas jóvenes están teniendo relaciones de pareja muy tóxicas en el que hay un control absoluto. Nos dimos cuenta de que las redes está siendo una herramienta destructiva a través de WhatsApp y de Instagram al normalizar ese tipo de conductas de control.

Por ello, estamos viendo que vamos para atrás, nuestros chicos y nuestras chicas están teniendo relaciones de violencia muy fuertes y muy jóvenes. Entonces, nuestra labor como asociación es seguir sensibilizando y seguir trabajando para que estos casos de violencia no se den en personas jóvenes.

¿Cómo se debe actuar ante un caso de violencia de género? 

Siempre decimos lo mismo, lo primero es acompañar a la mujer que está sufriendo violencia machista. Ella lo va a negar muchas veces, incluso se va a intentar alejar, pero tiene que estar acompañada y sentir que la vas a escuchar, que la vas a atender y que la vas a apoyar.

Si el abuso o el hecho violento ha sido presenciado por otra persona, a los familiares y amistades hay que hacerles saber que tienen que escuchar y apoyar hasta el momento que ellas vayan a pedir ayuda. Además, hay que acompañarlas a los lugares que son adecuados para ello, como nuestra asociación o centros de la mujer. Estamos especializadas y sabemos cómo trabajar también con esas mujeres para que puedan salir de esa situación.

¿Cuáles son las principales barreras que tienen las mujeres para denunciar estas situaciones?

El miedo, mucho miedo. Dar el paso de ponerle el nombre a lo que te está pasando y de identificarse como víctima es muy difícil para una mujer. En muchos casos, la mujer se ha quedado sin amistades, sin vínculo familiar y te ha dejado sin nada, el ponerle nombre a eso es muy difícil. 

A nivel administrativo tiene muchas barreras debido a que son procesos muy largos. Cuando pones una denuncia los juicios son muy duros y son muy largos. Entonces, desgasta un montón a la mujer que es víctima. Por eso, es necesario el acompañamiento para estos casos, porque los procesos judiciales pueden durar dos años o más, en el que se te está juzgando, en el que se te está preguntando, en el que estás todo el rato reviviendo lo que te ha pasado. Es muy doloroso y no solo el juzgado, sino en cualquier tipo de trámite a nivel administrativo.

¿Cómo influyen los mensajes de partidos políticos que niegan la violencia de género?

Mucho, todos nuestros chicos y nuestras chicas son esponjas y las redes, como he visto con la DANA, tienen una gran cantidad de bulos y de desinformación que se extrapolan al tema de la violencia de género. El que vayan diciendo con un mensaje que la violencia de género no existe influye en los más jóvenes. La violencia de género existe y tiene un nombre porque hay una ley que lo avala.

Se trata de una ley que lleva mucho tiempo en la que se ha visibilizado que hay un sistema que es el patriarcado en el que hay un poder del hombre hacia la mujer y en el que las mujeres son asesinadas. Entonces negar eso es algo muy fuerte y que chicos y chicas estén escuchando ese mensaje constantemente y que se lo crea, es peor todavía. Por ello, creo que a nivel social tenemos que seguir luchando y seguir trabajando a través de datos, a través de investigaciones, a través de visibilizar con campañas y con redes, pero con información real.

¿Qué esta ocurriendo en la sociedad para que llevemos 40 mujeres asesinadas en 2024?

Pues no lo sé. Algo estamos haciendo mal cuando  las mujeres son asesinadas por parte de sus parejas. Además, se dan cada vez más casos de maltratadores que están utilizando a sus hijos e hijas para hacer daño a las mujeres. Lo utilizan porque saben que es donde van a van a ser más vulnerables, atacar donde más les duele, que son los hijos y las hijas. 

Tenemos que reflexionar a nivel de administración para ver qué estamos haciendo mal para seguir mejorando y seguir manteniendo las ayudas que hay para mujeres víctimas de violencia y a sus hijos e hijas, fundamental. Si una mujer sale de una situación de violencia y se encuentra violencia económica, en la que no tiene ningún tipo de manejo del dinero, ¿qué hace? Si no hay un sistema que la pueda apoyar se queda igual de desprotegida. 

¿Qué pueden hacer las instituciones para revertir esta situación?

Tienen que hacer autocrítica y ver un poco en qué se falla, porque no es normal que sigamos muriendo mujeres, es que no es normal. En algo estamos fallando como sociedad y como sistema algo está fallando para que sigan muriendo mujeres a manos de sus parejas.

Entonces tenemos que hacer una revisión porque es importante que sean conscientes de que las mujeres necesitan cualquier tipo de apoyo sobre todo a nivel de vivienda. En la actualidad, tener una vivienda es como un lujo, pues imagínate una mujer en el que se encuentra con hijos a cargo, con una mano delante y otra detrás.