Época de fríos y nieblas, de familia y excesos, de turrón y mazapán, de regalos y sorpresas, pero nos falta el fútbol. Tiempo de ilusiones y energías renovadas, de deseos y propósitos de año nuevo, pero nos sigue faltando el fútbol.
Estos días de fiesta y desconexión miraba hacia otros países y otros deportes echando de menos nuestro querido fútbol y envidiando no tener por aquí ese famoso boxing day inglés, donde, en un día festivo, la oferta deportiva es la más atractiva.
Sí, tenía ese sentimiento de que me faltaba algo, y sí, era ese fútbol de Tercera División, de Segunda RFEF. El fútbol de verdad, de esas categorías que juegan los equipos de nuestras vidas, en nuestras ciudades y pueblos como siempre.
Sé que todo el mundo merece un descanso, y, por supuesto, el fútbol y su entorno. Poder volver a casa unos días cuando estás lejos de tu tierra es de todos merecido, más aún cuando tu trabajo implica jugar todos los domingos. Pero mi cabeza me hacía reflexionar sobre si, en ese proceso de profesionalización que está sufriendo este deporte, cabe o no un parón competitivo de dos semanas en unas categorías donde los salarios y los contratos son totalmente equiparables a los de otras profesiones que no paran.
Pensaba que, si ya es un lujo poder vivir de lo que te gusta, qué podría pasar si se jugase en un estadio, o en el campo del pueblo, con todas esas familias que estos días están juntas, de vuelta a casa, como decía el famoso anuncio de El Almendro, y disfrutar en esa atmósfera tan especial que se crea en Navidad, también trasladada a la grada.
En otro plano dejó las mini pretemporadas, el mayor riesgo de lesión o recidiva en el mes de enero por esa inactividad u otro factores...
Volviendo al tema, si ya nos está malacostumbrando el CD Toledo a acciones más que llamativas y atractivas cada domingo en el Salto del Caballo, no quiero pensar un partido en estas fechas, con esa gente que también está lejos durante la temporada y sigue a su equipo en la distancia, con un abono sin estrenar... Eso sí que sería un partido de los que hacen afición.
Pero ya no vale mirar hacia atrás, solo hacia delante, y desear que este año nuevo traiga salud y los éxitos deportivos tan deseados y pretendidos desde hace muchos años. Y por qué no decirlo también, que este 2024 acabe con un poquito más de fútbol donde esto sea una excusa para unir familias y afición.