Editorial

Otro bloqueo inaceptable en el Consejo General del Poder Judicial

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Continúa el bloqueo en la elección del presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a poco más de dos semanas de que comience el año judicial. A pesar de las vías negociadoras que parece que se habían abierto en las últimas semanas, la situación de enquistamiento persiste y no se desprende de esos tintes ideológicos que le han conducido a esta situación, y de los que necesita desvincularse para que la judicatura tenga garantizada ante toda la ciudadanía una independencia que debería estar fuera de toda duda.

El órgano de gobierno de los jueces volvía a reunirse en la mañana de este lunes, en lo que era la cuarta cita desde que se constituyó tras el acuerdo alcanzado por el PSOE y el PP para su renovación. Abordaron asuntos de urgencia, quedando una vez más en el aire el nombramiento de su futuro presidente, para lo que se requiere un respaldo de doce votos de los veinte vocales que lo integran (diez fueron elegidos a propuesta socialista y otros tantos por el bando popular).

Una comisión negociadora formada por ocho vocales está tratando de acercar posturas con el objetivo de alcanzar un acuerdo antes de que concluya agosto, teniendo en cuenta que el 5 de septiembre tendrá lugar el tradicional acto de apertura del año judicial, presidido por el rey, y sería una situación inadmisible que interviniese un presidente interino, después de que se haya superado un retraso de 5 años en su renovación tras el severo toque de atención que llegó desde Bruselas.

Lo que debería haber sido una renovación fruto del consenso, que abriese una nueva etapa en el órgano de gobierno de la judicatura, que se desligase del control que han venido ejerciendo los partidos sobre sus actuaciones, parece que no se ha llevado a cabo. La forma de actuar de esos vocales está más próxima a la de un cambio de nombres que apelan a la defensa de un interés ideológico (que les viene impuesto por aquellos que han propiciado su nombramiento) por encima de lo que debería marcar su acción, que tendría que ser la búsqueda de un órgano judicial que actúe con plena independencia para salvaguardar el interés general de la ciudadanía y que afronte con plena decisión la resolución de los numerosos problemas que afectan al mundo de la judicatura. Muchos se han visto postergados por ese bloqueo sistemático que se ha vivido en el último lustro.

Tiempo hay para alcanzar un acuerdo antes del 5 de septiembre (aunque ya será en el último momento, puesto que la próxima reunión será el 2), pero las sensaciones que están quedando tras la renovación del CGPJ no pueden ser peores. Mucho tiene que cambiar para que ese lastre que arrastra se pierda y salga ganando la Justicia de este país.

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