«Hace tres años lo decidí. Lo importante es saber salir»

L.G.E.
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De cara a su sucesión al frente de CCOO en la próxima primavera, De la Rosa avanza que están «encarrilando una candidatura única donde se integren todas las sensibilidades. Somos rojos y ese rojerío es muy variopinto»

De la Rosa sugiere que con la inteligencia artificial se podría avanzar hacia una sociedad del ocio - Foto: Yolanda Lancha

Paco de la Rosa estuvo tres mandatos al frente de CCOO en la provincia de Albacete y suma otros dos como secretario general del sindicato en Castilla-La Mancha (lleva ya siete años y cuando termine su segundo mandato serán ocho). En su despacho tiene colgados los dos carteles de los congresos en lo que salió elegido, pero no habrá un tercero. Su renuncia a continuar la tenía pensada desde hace tiempo, pero la comunicó hace poco. «Mantuve una reunión con los diferentes secretarios provinciales de la organización y esta noticia, no sabe uno muy bien por qué, se filtra», comenta. La filtración fue este mes de junio, pero el relevo no llegará hasta primavera del año que viene.

¿Qué balance saca de lo que ha hecho en CCOO?

Somos un sindicato con mucha afiliación, prácticamente con 5.000 delegados. Eso nos sitúa casi en el 44% de la representación regional. Que esa capilaridad llegue y se asiente hace que las desigualdades desaparezcan y se conquisten nuevos derechos para la clase trabajadora, porque somos clase trabajadora, que parece que está de moda querer sentirse otra cosa, clase media, pero dependemos de nuestro trabajo y es algo tan digno como cualquier otra clase a la que uno quisiera pertenecer. 

El líder de CCOO en la región bromea diciendo que podría ser camionero pues se hace de 50.000 a 60.000 kilómetros al añoEl líder de CCOO en la región bromea diciendo que podría ser camionero pues se hace de 50.000 a 60.000 kilómetros al año - Foto: Yolanda LanchaEstos siete años no han sido fáciles: han venido atravesados por guerras, pandemias, conflictos, por la propia crisis energética y del boom inmobiliario. Han sido años importantes en materia de diálogo social, que hemos sido capaces de asentar y con el que queremos llegar más lejos en materia de prevención de riesgos laborales. Hemos hecho esfuerzos para que la igualdad sea una realidad en la negociación colectiva, como en medidas puntuales con el Gobierno,  que nuestros jóvenes no se marchen fuera. Han sido siete años difíciles, pero ilusionantes.

¿Hay algo de lo que se sienta especialmente orgulloso de estos siete años?

El día que firmamos el acuerdo de diálogo social, su culminación. Cuando voy a sentirme un poco más realizado será el día que aparezca en el próximo Estatuto. Uno de los objetivos que he venido persiguiendo desde que inicié mi mandato es que el diálogo social no fuera de pequeños o grandes avances en materias como formación, gobernanza, salud mental, empleo, sino que estuviera todo concentrado en un instrumento autónomo protagonizado por los agentes sociales y el Gobierno en el que pudiéramos incidir en cómo mejorar la situación de las personas.   

Quiere que el Estatuto recoja el diálogo social. Llevamos un año pendientes de que se cierre un acuerdo ¿le preocupa que todavía no lo tengamos?

Es algo que luego depende de muchos factores. Tenemos un gobierno nacional muy inestable. La modificación de cualquier estatuto de autonomía necesita un refrendo muy cualificado en el Congreso y el Senado. Uno siempre piensa: 'a ver si todo se va a ir al traste'. Pero lo importante es que haya un consenso mayoritario de las fuerza que aquí gobiernan, que en este caso son el PSOE, PP y Vox. Si se parte de un acuerdo mayoritario, será más fácil alcanzar los votos suficientes en el ámbito nacional. 

No me preocupa demasiado aunque tampoco hay que demorarlo. El tiempo corre que vuela. Ya ha pasado más de un año de legislatura. Todo hace indicar que parece ser que el acuerdo está bastante cerrado.  Quiero pensar que antes de que finalice el año tengamos ya una propuesta cerrada para poderla llevar a las Cortes generales. 

En este año que le queda de secretario general ¿hay algún objetivo que querría ver cerrado?

Yo soy muy cansino. Nosotros tenemos tres retos que queremos que en el corto plazo sean una realidad. Uno tiene que ver con la creación del Instituto regional de Prevención de Riesgos Laborales. Estos institutos existen en muchas comunidades y han sido de gran utilidad. Se hacen estudios sobre qué medidas adaptar y son capaces de darle a una empresa una serie de pautas para evitar accidentes. Analizan sectores, lugares, tiempos, edades en los que los accidentes son más frecuentes. 

El segundo reto tiene que ver con el empleo. El mercado de trabajo va a cambiar sí o sí y necesitamos una formación potente. Lo que en su día se llamaba Sepecam tiene que aglutinar todas esas sinergias en materia de formación. La segunda parte es la intermediación. Yo soy contrario a las agencias privadas de colocación.  Poner de acuerdo oferta y demanda es algo que no puede estar en manos privadas. 

Por último está la solución extrajudicial de conflictos con carácter individual. Se ha puesto este año en marcha, pero de una manera tan precaria que seguramente no va a funcionar. Hay que dotar a las asociaciones empresariales de personal que atiendan a las mediaciones y también a los sindicatos.

Con los contactos que tiene con el Gobierno, ¿qué posibilidades ve de que estos tres proyectos se concreten a corto plazo?

El 7 de septiembre pusimos encima de la mesa esas peticiones a Emiliano García-Page y a Patricia Franco. Nos dijeron que iban a salir, pero que había situarlas una detrás de otra e ir dando pasos. Hace poco tiempo tuvimos otra segunda reunión con Emiliano, preguntándole qué ocurría con todo eso y nos volvieron a decir que está dentro de sus planes. Pero yo, como santo Tomás, necesito tocar y palpar las cosas. Las voluntades y buenas intenciones están bien, pero quiero empezar a sentir que eso es una realidad y crear estos aparatos no se hace de hoy para mañana. 

¿Cuándo y por qué tomó la decisión de no repetir al frente de CCOO?

Tomé la decisión hace tres años, cuando finalizaba el Congreso el 18 de junio de 2021. Ese día decidí que tenía que dar el relevo a otras generaciones. Nos empeñamos en hablar de los jóvenes, de los cambios generacionales y para que el sindicato sea un sindicato de futuro, tienen que gobernarlo los jóvenes. Cuando uno cumple más de 60 años ya no lo es aunque se sienta joven cuando se mira en el  espejo. ¿Qué se puede aportar al sindicato a partir de esa edad aparte de la experiencia? No tenemos que ser un jarrón chino. Hay que permitir a los jóvenes que tengan derecho a equivocarse y a construir su propio sindicato. Para eso lo mejor es tomar una decisión con el tiempo suficiente para que se pueda conformar una alternativa y que el sindicato siga avanzando. Yo esté donde esté, me sentiré orgullo del sindicato al que llevo perteneciendo 40 años y al que perteneceré hasta que dé el último aliento. 

Entonces ocho años le parecía el tiempo apropiado para desarrollar su programa.

De hecho nuestro estatuto a nivel confederal establece una limitación de mandatos. Puedes optar a serlo dos, pero por circunstancias excepcionales podría optar a un tercero. En algunos lugares se ha consolidado los tres mandatos como algo habitual, pero no hay ninguna circunstancia extraordinaria como para que yo tenga que presentar mi candidatura. Sinceramente creo que después de ocho años uno ha realizado el proyecto que tenía en su cabeza. Lo más importante no es entrar, es saber salir. 

Hay que dejar todas las puertas y ventanas abiertas para que quien entre, aparte de ventilar, pueda coger todo lo bueno que tiene el sindicato, que es mucho, pero también empezar a llenar cajones y armarios con nuevas ideas y proyectos que den impulso a un sindicato que, digan lo que digan, es el último bastión que se defiende del individualismo. Es la antítesis de lo que ahora se propicia, que es que si quieres triunfar, tienes que hacerlo subiendo por encima de los demás. 

En estos tres años ¿no se lo ha replanteado o no le han pedido que siga?

No me lo he replanteado porque lo tenía muy claro. Lo que no he hecho es contárselo a nadie más allá de mi entorno porque cualquier organización como esta es muy dinámica e inmediatamente siempre se genera esa duda de si él se va, quién va a estar o quién puede aspirar. Lo que he hecho es permanecer en silencio y trabajar. No me he planteado dar marcha atrás porque tenía muy claro que esa era la mejor decisión personalmente para mí, pero creo que también para la organización. 

A partir de ahí, ¿alguien me ha dicho que debería seguir? Pues sí. Pero cuando he hablado con esas personas, les he convencido con rapidez. A algunos les puede preocupar la incertidumbre de quién podrá ser el siguiente, pero es un trabajo que tenemos que hacer entre todos. 

Lo he hablado con la Dirección nacional y estamos encarrilando una candidatura única, donde se integren absolutamente todas las sensibililidades que puedan existir. Somos rojos, como nos llaman algunos, que nunca es un insulto, y ese rojerío es muy variopinto. Hay personas mucho más cercanas a la socialdemocracia, otros más de nuevas tendencias comunistas u otras sensibilidades o plataformas políticas. En cualquier caso, no va a haber ningún problema en que haya un consenso general. Somos una organización cohesionada.  

Seguirá vinculado al Sindicato, pero a la hora de decidir qué hará a partir de 2025 ¿le pesará haber estado en un cargo con una agenda tan demandante, que supone estar lejos muchos días de su tierra y andar recorriéndose una región tan extensa?

Podría ser camionero porque tengo casi una media de entre 60.000 o 70.000 kilómetros al año. Me he intentado preocupar de cómo orientar la organización para que empiece a buscar una alternativa, pero en lo que no he pensado es en lo que voy a hacer yo. 

¿Cuál será mi futuro? No lo sé. Si alguien me plantea una historia, pensaré si aceptarla o no, pero tampoco tengo ninguna ansiedad especial por ver qué va a pasar conmigo. Tengo 45 años cotizados, el año que viene tendré 62 años, tengo una vida laboral muy larga e incluso cualquier posibilidad de pasar a la jubilación es una opción. Si alguien entiende que puedo jugar un papel en algún lugar, me lo plantearé, pero no es algo en lo que vaya a empeñarme.

Cuando entró de secretario general ya existían las redes sociales, pero ha visto su explosión. De las críticas o bulos, ¿cuál es el ataque que más le duele?

A mí me duele la mentira institucionalizada. Creo que yo sé encajar los golpes y cuando nos hemos equivocado, y lo hemos hecho seguramente en un montón de ocasiones, debemos recibir críticas. El problema es que a uno le acusen de ser el que mató a Manolete. La frase acuñada puede ser la del comegambas. Yo soy de los que me paran en el supermercado y empiezan increpándome, que alguna vez ha ocurrido, y terminan diciéndome que están de acuerdo conmigo. Les digo que les puedo enseñar las cuentas y verán que el 90% de nuestros recursos salen de las cuotas de los 60.000 afiliados. Si hay algún dinero que viene de las administraciones es un dinero que está destinado a un trabajo concreto, que se fiscaliza por el Tribunal de Cuentas de Castilla-La Mancha y del Estado. 

Ese fake permanente que aparece en los grandes medios es porque hay un interés de un sistema que sigue siendo capitalista y controlador que no quiere ampliar derechos porque lo que quiere es que los derechos solo sean de unos pocos.

¿Cómo ha visto que ha cambiado el mercado laboral y qué amenazas se ciernen?

Yo no sé si lo vamos a ver, pero creo que si conseguimos no cargarnos el planeta, que cabe la posibilidad, podemos avanzar hacia una sociedad del ocio. Es posible que con la inteligencia artificial y lo que surja a partir de ahí podríamos llegar a ser capaces de hacer un planeta sostenible, con una producción suficiente y donde las personas no tengamos que trabajar. Si nos seguimos empeñando en que hay que trabajar 40 horas a la semana y dos horas extras sin pagar, seguramente seguiremos en las cavernas del mundo del trabajo.  

Hay sectores emergentes que están transformando el mercado de trabajo. Hay una cantidad de puestos de trabajo que se van a generar en torno a un comercio digital que lo que hay que hacer es dignificarlo. También hay ya mucha gente que puede trabajar en casa, pero que eso no le hace vivir mejor, sino más bien al contrario. Se está convirtiendo en una especie de esclavitud. Uno no puede estar con un brazo fregando el suelo y con el otro utilizando el ordenador. 

¿Nos esperan en este año más piques con el presidente de la patronal, Ángel Nicolás?

Ángel Nicolás y yo somos amigos en lo personal y tenemos a veces hasta largas distancias en principios ideológicos, pero seguramente eso es bueno porque es lo que nos hace caminar. Nos entendemos. Los piques son mucho más con otro personaje patronal que es Madruga. Con ese mola más. Incluso es divertido entrar en el terreno de la dialéctica, porque ahí sí que hay kilómetros de distancia en principios y conceptos. También nos saludamos cariñosamente cuando nos vemos. 

Entiendo que no le guste hablar de la situación que está pasando UGT. ¿Lo están notando, teme que les pueda afectar para el trabajo de los dos en conjunto? 

A mí me preocupa la situación de UGT y desde luego lo que no hago es alegrarme de lo que pueda estar ocurriendo. Hasta ahora lo que me han trasladado es normalidad, tranquilidad. Me han dicho que están en un proceso que casi va a encajar con su proceso congresual, que creo que culminaba en febrero. No es bueno que un sindicato pueda entrar en crisis para el otro sindicato de clase. Les deseo lo mejor y cuanto antes podemos tener un partener, alguien para cogernos de la mano y tener esas batallas dialécticas e ideológicas con la patronal. 

Ha firmado muchos acuerdos con el Gobierno. Page lleva ya dos mayorías absolutas. ¿Teme que pueda caer en cierto estancamiento?

Yo tengo guardados unos cuantos bolígrafos de las diferentes firmas que he realizado. Me falta ordenarlos y ponerle el nombre a cada uno. Pero yo no me conformo solo con las firmas. Yo estoy molesto con el hecho de que este inicio de mandato no se hayan puesto en marcha esas tres cuestiones que para mí eran capitales. Creo que el diálogo social está demasiado estancado.  En este año que me queda voy a ser bastante crítico con lo que no se haga en esas tres direcciones de instituto de salud laboral, servicio público de empleo y resolución extrajudicial de conflictos individuales.