Hasta 1.356 defunciones podrían haberes registrado en España en el mes de julio y en lo que va de agosto por las altas temperaturas, según estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) dadas a conocer ayer.

En concreto y según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del ISCIII, en julio se estima que pudo haber 765 defunciones atribuibles al calor y 591 en lo que va de agosto.

Según estos datos, la semana más mortífera del año habría sido la primera de agosto, es decir, la comprendida entre el 29 de julio y el 5 de agosto, con 608 defunciones, casi el doble que la anterior (22-29 de julio), cuando se registraron 335.

En el mes de julio, según este sistema de vigilancia de mortalidad diaria, se han notificado 34.916 muertes, con un exceso de 830 «por todas las causas» y de ellas, 765 son atribuibles al calor.

En agosto, los días más complicados fueron del 1 al 3, donde las defunciones estimadas atribuibles a altas temperaturas oscilaron entre las 98 del primer día de agosto a las 91 del tercero. El segundo día se saldó con una estimación de 96.

Los fallecimientos estimados por calor afectan significativamente a los mayores de 65 años, con 744, si bien de estos 507 se corresponden con personas que superan los 85 años.

Por comunidades, las regiones con más muertes fueron Madrid, con 277, Cataluña (214) y Castilla y León (142).

Ante otra ola de calor que sufre el país desde ayer, el Ministerio de Sanidad sigue alertando, en redes sociales, con una campaña frente a las altas temperaturas y recomienda protegerse del sol, hidratarse, refrescarse y cuidar de las personas más vulnerables.

Advierte Sanidad de que entre los signos de golpe de calor está el agotamiento, dolor de cabeza, náuseas, mareo, sudoración, piel fría y húmeda, pulso rápido o fiebre.

En este sentido, las autoridades recomiendan evitar las bebidas con cafeína, alcohol o azucaradas, ya que pueden favorecer la deshidratación y piden prestar atención a bebés, gestantes, mayores o personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor, como es el caso de las dolencias cardíacas, renales, diabetes o hipertensión.