El 'modus operandi' de la Policía Judicial de Toledo

Galán
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La inauguración del 'Mazapanoir' permitió conocer los entresijos de la unidad que dirige Olga Lizana en la provincia. El factor 'suerte', «a veces del lado de los malos», clave en la investigación de los casos

El 'modus operandi' de la Policía Judicial de Toledo - Foto: E.G.M.

Hay quien piensa que Toledo es una ciudad tranquila, pero se puede discrepar de ello si tu trayectoria data de 25 años en el Cuerpo Nacional de Policía, la mayoría de ellos dedicados a la investigación. Es el caso de Olga Lizana, la inspectora jefe de la Brigada Provincial de la Policia Judicial, que esta semana participó en la inauguración de 'Mazapanoir', un festival de novela negra. En aquella cita, la autoridad policial reveló ante decenas de asistentes aficionados a este sector literario algunos de los casos vividos recientemente en la ciudad e hizo hincapié en la importancia que tiene en su trabajo el factor 'suerte': «unas veces del lado de los malos y otras del de la policía».

Al hilo de ese matiz, Olga Lizana repasó el 'modus operandi' de su equipo en casos como el tiroteo que se originó en La Peraleda en agosto de 2021 o el asesinato de Lorenzo Pompiliu en el Polígono la noche de Halloween de ese mismo año.

En el primero de ellos, la inspectora narra que fue un tiroteo en el recinto ferial en el que a su llegada ya no se encontraba la víctima porque había sido derivada al hospital para ser operada de vida o muerte. Para colmo, la celebración de un concierto a pocos metros propició que apenas hubiera testigos en el entorno, a excepción de uno que fue el que avisó a los Policías Locales que se hallaban en la zona. Sea como fuere, ese factor suerte del que habló en la biblioteca regional Lizana hizo que tuvieran «más o menos identificado» al autor por dos motivos. Porque la víctima no falleció y la familia -de etnia gitana- facilitó quién podía haber sido por las rencillas que habían sufrido entre las dos partes; y porque el propietario de un vehículo estacionado al lado del de la víctima tenía en su salpicadero una cámara que grababa al detectar movimiento a su alrededor. «Con el inconveniente de que era de noche y no había nitidez suficiente, sí que nos permitió hacernos una idea de lo que ocurrió en la zona», detalló la inspectora jefe sobre el contenido de la grabación.

Pese a esa «suerte» para identificar al autor, «la ley gitana» hizo que él y su familia abandonaran en horas su lugar de origen -Guadalajara- en rumbo desconocido y sin móviles ni movimientos que  poder rastrear. Unos hechos que dificultaron la investigación, pero que se acabó resolviendo con la detención del autor «cuando cometieron el error de venir un día a Madrid y les pillamos», puntualiza.

Sin embargo, ese factor 'suerte' no se da siempre y el ejemplo es el caso del crimen de Lorenzo Pompiliu, aún sin resolver. Olga Lizana cree que el asesinato «no fue premeditado» porque víctima y autor no presentan ninguna conexión entre ellos y «se dieron una serie de circunstancias que desgraciadamente facilitaron lo que se produjo y nos complicaron la vida a nosotros en cuanto a la investigación». 

La inspectora policial también recalcó la importancia de las nuevas tecnologías o las redes sociales para sus labores de indagación, ya que en ellas «se retransmite toda una vida» y es una herramienta muy útil para monitorizar los entornos de los investigados. De hecho, destacó que « a los gitanos les encanta Tik Tok», rememorando el caso de los niños cuyos cuerpos fueron hallados en el vertedero de Toledo, al comentarse en exceso el caso por esta red social tanto por allegados como por personajes ligados a la investigación.