Hablar del golf es hacerlo de un deporte cuyos orígenes se sitúan en Escocia en el siglo XV. Una práctica que a pesar de tratarse de introducir la bola en los diferentes hoyos del campo con el menor número de golpes posibles, requiere de una técnica depurada y unos matices que lo han llevado incluso a ser Olímpico.
Tanto es así que formó parte del programa Olímpico en los Juegos Olímpicos de París 1900 y después en los Juegos Olímpicos de San Luis 1904, donde solo se realizaron competiciones masculinas, y Estados Unidos y Canadá fueron los únicos participantes. En los Juegos Olímpicos de Río 2016, después de estar ciento doce años ausente, el golf volvió a los Juegos Olímpicos.
Antes, en 1744, ya se había fundado en su país de origen la primera asociación de jugadores, extendiéndose en 1745 a la creación de asociaciones en toda Gran Bretaña.
Ante tal trayectoria, no es para nada baladí la concreción a la hora de contar con una técnica adecuada para su práctica, por lo que la Biblioteca de Castilla-La Mancha acogió en la tarde de ayer la presentación de la obra escrita por Consuelo Sánchez-Castro y Federico Dilla.
'El escuadreo golfístico. ¿Cómo mejoré mi hándicap gracias a Euler y Cézanne?', pretende mostrar la importancia de localizar los puntos principales donde el golpeo de la bola es perfecto, planteando nuevas formas de patear en el green y de efectuar el driver en el saque inicial de cada hoyo.
A través de la extracción de conceptos del matemático y físico suizo Leonhard Euler, y de la perspectiva del pintor francés posimpresionista Paul Cézanne, los autores han alumbrado un manual que «desde conceptos técnicos puede ayudar a la práctica del deporte».
Así lo explicaban los propios autores en declaraciones a La Tribuna. Minutos antes del comienzo de la presentación, explicaban cómo «el querer aprender a jugar al golf sin ninguna noción previa, nos llevó a buscar el método en el que relacionar matemáticas y perspectiva».
Sánchez-Castro fue un paso más allá, y desgranó que el hecho de aprender a jugar al golf, no simplemente es conocer «la teoría» sino que la necesidad de poseer nociones básicas a la hora de ponerlo en práctica, les llevó a ponerlo sobre el papel «y que ahora vea la luz».
Del mismo modo David Cañizares, profesor y profesional del mundo del golf, ha sido el encargado de prologar una obra que según argumentaba «permite que quien la lea y se disponga a iniciarse en el mundo del golf lo haga desde un nivel notablemente alto».
Cañizares aseguraba que la elaboración de la obra no se ciñe a un estudio matemático o geométrico, sino que radica en la pretensión de aportar una ayuda «real» a todos aquellos que quieran practicar este deporte y no haya tenido un acercamiento previo.