La lucha contra la violencia de género y la educación en igualdad van de la mano. Esta frase, perfectamente argumentada, es uno de los valores principales y determinantes para intentar erradicar las violencias machistas.

Así lo creen también desde la Plataforma Feminista de Talavera, donde consideran que educar en igualdad es el pilar fundamental para cambiar la cultura del patriarcado y hacer frente a las políticas de derechas y extrema derecha cada vez más presentes. «Lo tenemos implantado todos en el ADN de nuestra sociedad, seguimos siendo una cultura machista».

Ana Isabel Romero, representante del área de la Mujer del sindicato Comisiones Obreras en la Plataforma Feminista, que esta noche organiza la concentración del 25-N, considera que «poder erradicar la violencia de género en sus diferentes manifestaciones, se consigue con educación, educar a nuestros hijos en igualdad es lo más importante» porque en la actualidad «estamos dando pasos agigantados para atrás».

No cabe duda de que educar a niños, niñas y adolescentes no es solo impartir conocimientos, sino sembrar las semillas de la igualdad y el respeto desde edades tempranas. Es urgente tratar esta problemática desde los centros educativos para poder reconocer y combatir desde la infancia el machismo y los comportamientos violentos hacia las mujeres. Pero también desde los hogares y las familias.

Y esta educación pasa por acabar con los roles de género, y aquí no se encuentra únicamente 'el azul es de niños y el rosa de niñas'; integrarlos en todo tipo de tareas y en la idea de la corresponsabilidad en el hogar y los cuidados; reconocer el papel de las mujeres y mostrar referentes femeninos, ya que las mujeres y su labor en la sociedad han sido invisibilizadas históricamente; o no dejar pasar 'bromas' o comentarios machistas. En este sentido, es muy importante trabajar desde la infancia en evitar este tipo de comentarios que ayudar a perpetuar ideas machistas.

El conocimiento y el uso seguro de la tecnología y las redes sociales es también crucial para avanzar en la erradicación de las violencias hacia las mujeres. Aquí radica una de las grandes problemáticas de que el machismo haya ganado terreno entre la juventud, ya sea en forma de agresiones y gestos consentidos o en la corriente negacionista que se instala cada vez más en la sociedad.

Romero, de la Plataforma Feminista de Talavera, asegura que las redes sociales y un determinado tipo de música son problemas «que impiden avanzar, y ayudan a normalizar este problema de la violencia machista». Así, considera que esto «más que educar, es deseducar».

Porque si en redes siguen a un youtuber que normalice que el novio pueda registrar el móvil de su chica, que se sepa su contraseña o que la insulte de forma habitual, o canciones donde se habla de agresiones sexuales en grupo o de una determinada parte del cuerpo de una chica, «vamos por mal camino».

El negacionismo que Vox lleva por bandera y las violencias «politizadas» no se quedan atrás. Así, además de suprimir las concejalías de Igualdad de los ayuntamientos en los que gobiernan, el argumentario del partido de Abascal se apoya en eliminar todo tipo de actos que ayuden a visibilizar y concienciar contra los machismos que asesinan a mujeres «por el mero hecho de serlo». Y organizan otros que, aunque ayudan y protegen, no pueden ser la solución.

Se refiere Ana Isabel Romero, por ejemplo, a los cursos de defensa personal programados desde la Concejalía de Familia del Consistorio talaverano. «Estos cursos están bien, pero no tenemos que dar pie a defendernos, tenemos que dar pie a educar a ese hombre para que no nos ataque», explica. Algo similar a «meter al zorro en el gallinero, imagínate lo que estamos yendo para atrás con estas políticas de derechas».

Un punto adelante será la concentración que esta tarde tendrá lugar en la plaza de San Francisco. Aquí,  «no solo recordaremos a las mujeres que ya han fallecido sino también protestaremos y lucharemos contra la violencia implantada antes de que tengamos que lamentar nuevos asesinatos», finaliza la Plataforma.