El tío Guillermo Juan había regentado durante décadas un bar en la calle de Nueva Zelanda de Madrid y, soltero y sin hijos, había amasado unos pingües ahorros. Pero volaron los más de 300.000 euros en los últimos años de vida del anciano, incluso desaparecieron más de 90.000 euros ya fallecido. Los familiares culpan a una rama de los cuatro herederos de quedarse con el dinero mediante extracciones bancarias. Por ello, la Fiscalía y la acusación particular piden cada uno seis años y mes de prisión para Víctor y María Luisa por apropiación indebida. Por su parte, la defensa reclama la absolución para ambos hermanos.
Sobrinos del fallecido, Víctor y María Luisa estaban autorizados por el titular en dos cuentas corrientes, en las que hubo extracciones que sumaron unos 200.000 euros entre 2016 y 2017. «Hacíamos las operaciones que decía nuestro tío. Nuestro tío nos acompañaba muchas veces», sostuvo María Luisa durante el interrogatorio.
La sobrina dibujó una personalidad del tío Guillermo Juan como muy reservada con sus cuentas y su vida en general. «No se le podía preguntar por sus cosas», detalló María Luisa, quien lo visitaba también en la residencia talaverana donde estuvo ingresado hasta su fallecimiento en octubre de 2017.
Incluso hospitalizado, hubo extracciones bancarias en las cuentas que sumaban 7.200 euros. Todas por decisión de su tío, como la compra de un coche para Víctor y otro María Luisa. «Los únicos que estábamos para cuidarlo éramos mi hermano y yo», justificó la mujer. Y añadió más adelante: «Sólo confiaba en mi hermano y en mí».
La acusación particular hizo hincapié en que los gastos principales del tío Guillermo Juan estaban domiciliados, y no precisaba de tantísima cantidad de dinero a diario. «Mi tío se enfadaba conmigo por decirle que por qué sacaba tanto dinero», aseguró María Luisa.
La compra de los coches figura entre las sospechas de la Fiscalía, así como la cancelación de los fondos de inversión y productos financieros de su tío un día antes del fallecimiento. Después de la muerte de tío Guillermo Juan, hubo retiradas de efectivo por valor de 96.430 euros, entre el 11 de octubre de 2017 y el 26 de abril de 2018.
Los hermanos negaron la disposición de una tarjeta de crédito para la retirada del dinero en efectivo ni el uso de internet para la ejecución de la operación bancaria que permitió el pago de los coches.
«Desde que fallece mi tío, no sacamos dinero de ninguna de las cuentas», aseguraban los hermanos, que no consultaban los extractos bancarios que detallaban esas cuantiosas retirada de efectivo. El abogado de la defensa, Manuel Arroyo, apeló al in dubio pro reo: «Debe haber una tercera persona».