El mercado globalizado presume de contar con grandes ventajas para los consumidores de todo el mundo. De hecho, ha facilitado una mayor competencia y ha servido para mejorar la calidad de los productos que salen a la venta.
Pero no todo es positivo, también ha propiciado otras desventajas como la economía sumergida y la piratería de venta de copias ilegales que, solo en España, ocasiona unas pérdidas anuales de más de 8.000 millones de euros, lo que equivale al 10,6% de las ventas totales en los 11 sectores que ha analizado la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo), que van desde cosméticos y artículos para el cuidado personal; confección, calzado y accesorios; productos deportivos; juguetes y juegos; joyería y relojería, bolsos de mano y maletas; música grabada; bebidas espirituosas y vinos; referencias farmacéuticas; pesticidas; y teléfonos inteligentes.
Una realidad que tiene un alto coste laboral con la destrucción de más de 80.000 empleos directos.
Se trata de perjuicios ingentes que no solo no tributan en Hacienda y no cotizan por sus trabajadores sino que, además, devalúan el sistema productivo desde una competencia desleal que no invierte en innovación ni tampoco en calidad, ni tan siquiera valoran al consumidor final, al que tratan de engañar ocultando, en muchas ocasiones, productos ilegales y prácticas de producción y fabricación que no se permitirían en un mercado bien regulado como el de la eurozona.
Hace unas semanas, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, visitó el Almacén de la Villa donde la Policía Local guarda los productos falsificados incautados y comentó que en 2023 se han destruido más de 50 toneladas de estos productos que generan solo en la capital pérdidas superiores a los 2.200 millones de euros y destruyen más de 50.000 empleos.
A pesar de las denuncias de la Asociación de Protección de la Marca (Andema) y otras organizaciones que defienden la propiedad intelectual, en el mercado nacional se hace difícil atajar el potente mercado que representan estas prácticas. En las épocas de Navidad y en especial en zonas de vacaciones se incrementa aún más la venta ambulante ilegal en la que se comercializan todo tipo de prendas y productos piratas ilegales.
España es el segundo país de la Unión Europea que más productos falsificados compra de forma intencionada, tan solo por detrás de Bulgaria, según un estudio de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).
En concreto, la proporción de consumidores que han adquirido intencionadamente falsificaciones oscila entre el 24% de Bulgaria y el 8% de Finlandia. Aparte de Bulgaria, la adquisición intencionada de copias irregulares se sitúa por encima de la media comunitaria en España (20%), Irlanda (19%), Luxemburgo (19%) y Rumanía (18%).
De esta forma, el país se encuentra por encima de la media europea, que asciende al 13% de personas que dice haber comprado falsificaciones intencionadamente.
En este sentido, los economistas denuncian que cuando se compra a un vendedor ambulante copias falsificadas ilegales, lo que se está haciendo es no solo hurtar la propiedad intelectual que le corresponde a la marca original, sino también al pequeño comerciante al que se le está restando una parte muy importante de sus ingresos.
Zona euro
En la Unión Europea la realidad también es muy preocupante. La Oficina de Propiedad Intelectual precisa que cada año se pierden más de 60.000 millones de euros por falsificaciones y hasta casi 500.000 empleos. China es, con diferencia, la mayor fuente de este tipo de piratería al representar el 85% de las incautaciones relacionadas con las ventas en línea y el 51% de las incautaciones mundiales de ventas en tiendas físicas, según concluye el último estudio conjunto de la Euipo y la OCDE.