El blog Toledo Olvidado ha querido rendir homenaje a nuestra Constitución, aprobada un 6 de diciembre de 1978, con una segunda entrega de las fotografías del autor valenciano Luis B. Lluch. Esta serie de imágenes fue tomada durante su visita a Toledo en ese mismo año, un momento histórico para la ciudad y el país. A través de estas fotos, podemos contemplar cómo era la ciudad en un periodo de transición política y social, justo antes de la consolidación de la democracia en España.

A lo largo de estos 46 años, Toledo ha experimentado transformaciones visibles, aunque muchos de los lugares capturados por Lluch siguen siendo reconocibles. La diferencia está en los detalles: las vestimentas de las personas, los coches que circulaban por las calles y el estado de conservación de las fachadas de los edificios, que nos permiten observar cómo era la ciudad en una época que ya forma parte de la memoria colectiva.

Una de las primeras imágenes que resalta es la de la Plaza de Zocodover, donde se puede ver el local que más tarde sería ocupado por Caja Toledo (hoy Unicaja). La ciudad antigua, con sus estrechas calles de la Judería, sus parques y la Sinagoga de Santa María la Blanca, nos transporta a un Toledo más tranquilo, sin la multitud de turistas que se congregan hoy en sus plazas. La Catedral Primada, el Palacio de Fuensalida y la Plaza del Conde son algunos de los lugares que reflejan el esplendor histórico de la ciudad, aunque también se pueden ver detalles que marcan la época, como las fachadas de los edificios en su estado original.

Toledo Olvidado recuerda la ciudad en 1978 - Foto: Luis B. Lluch

El Paseo del Miradero, un espacio que en 1978 estaba rodeado de árboles, ofrece un interesante contraste con la realidad actual, donde predominan los setos de boj que, a pesar de su belleza, no han conseguido prosperar como se esperaba. Este tipo de transformaciones urbanísticas son una de las características más evidentes de los cambios ocurridos en la ciudad a lo largo de los años.

Otras imágenes nos muestran los alrededores de Toledo, como el Monasterio de San Juan de los Reyes y el Museo Victorio Macho en Roca Tarpeya. Las vistas panorámicas, desde puntos como el Cerro del Bú, nos ofrecen una perspectiva de la ciudad y sus monumentos, como el Puente de San Martín y las riberas del río Tajo. Estos espacios, a pesar de las modificaciones, siguen estando presentes en la identidad de la ciudad.

El convento de Santo Domingo el Real, el Hotel Castilla antes de su remodelación y la Plaza de San Justo son otros de los escenarios capturados por Lluch. A través de ellos podemos percibir no solo la arquitectura de la ciudad, sino también la vida cotidiana de la Toledo de 1978. Las iglesias y las torres, como la de Santo Tomé o la de San Vicente, continúan configurando el paisaje urbano de Toledo.

Más fotos:

Estas fotografías de 1978 reflejan la evolución de Toledo, una ciudad que ha logrado conservar su esencia mientras se adapta a los cambios del tiempo a pesar de las transformaciones.