Una pistola con ocho apellidos catalanes

Germán Dueñas
-

Un arma digna de un rey. Las armas de fuego cortas, especialmente las pistolas tuvieron una serie de rasgos técnicos y decorativos que las hacen fácilmente distinguibles del resto de la producción peninsular e internacional

Una pistola con ocho apellidos catalanes - Foto: E.MonteroHernan

La producción de armas de fuego en Cataluña fue una de las más importantes en cantidad y calidad de toda la corona española en el siglo XVIII. Destacaron varios centros productores, siendo el de la capital, Barcelona, y especialmente la comarca de Ripoll como productores de armas de tipo civil y también militar bajo el auspicio de la nueva dinastía borbónica. Las armas de fuego cortas, especialmente las pistolas tuvieron una serie de rasgos técnicos y decorativos que las hacen fácilmente distinguibles del resto de la producción peninsular e internacional.

En este caso se trata de una pistola de llave de pedernal con llave de patilla a la catalana, de antecarga y ánima lisa. Posee un estilizado cañón a dos órdenes separados por anillos y cenefas y en cuya ochava superior en la culata del cañón figuran elementos decorativos y varios escudos punzonados y dorados, parcialmente perdido. Estos se corresponden al arcabucero catalán Peresteve, y la contramarca al gremio de armeros de Barcelona. Tiene el punto de mira de plata y nielados, de este mismo material y en oro, en diferentes partes del cañón, especialmente en su culata facetada. Las guarniciones o aparejos son de plata fundida, presentando los correspondientes contrastes de un platero de Barcelona. Destaca la magnífica coz, remate metálico de la empuñadura, con una representación de un rostro frontal y trofeos militares cincelados, que también aparecen en el portavís. La llave se encuentra así mismo béllamente cincelada, incluso en la zona del muelle real, con motivos vegetales y mitológicos. Y la llave está firmada y fechada, por Salas en el año de 1766, y conserva restos de una almohadilla, pieza de cuero y terciopelo que se colocaba cerca del gatillo, elemento que sujeta la piedra de sílex, para proteger la mano que disparaba el arma.

Respecto al fabricante del cañón es probable que sea Juan Pedro Esteve o su hijo Climent, ambos cañonistas barceloneses que tenía su instalación fabril en el 'Rec Comdal', o acequía Condal, una instalación de suministro de agua a cuya vera se instalaron diversos negocios que necesitaban un caudal de agua, como la armería. Esta familia era originaria de la zona armera de Ripoll, y pertenecían a una extensa saga de fabricantes de armas.  

Su presencia está documentada en el primer cuarto del siglo XVIII, y además de ser capaces de fabricar armas de calidad como la presente, también ejercieron como absentistas y fabricantes de pistolas, carabinas y fusiles militares para el ejército de Felipe V. La calidad de sus cañones fue tal que Joan Peresteve fue maestro mayor del las Atarazanas de Barcelona, y uno de sus hijos, Climent, llegó a tener el nombramiento de Armero Real de Felipe V. En cambio existen pocos datos sobre el llavero o chispero, Salas, que realizó la llave.

ARCHIVADO EN: Barcelona, Cataluña