Carlos Calzada

Carlos Calzada


La magia del fútbol

07/06/2024

El fútbol sigue siendo algo mágico, inexplicable y que no solo mueve masas, mueve sentimientos. Sentimientos que son capaces de aflorar aunque sus anclajes en nuestra memoria provengan de hace treinta años o más. Personalmente, el último partido del equipo en casa, este CD Toledo y todo lo que gira en su entorno fue capaz de trasladarme a los 90.
Todo comenzó antes del encuentro, cuando, en vez de llegar al Salto del Caballo en mi vehículo habitual, decidí ir con mis hijos y mi mujer desde casa de mis padres. Volver a recorrer las mismas calles que recorría desde niño, ahora con mis niños, por primera vez, fue algo muy especial. Inolvidable esa ilusión por ir a ver al Toledo.
Las emociones estaban a flor de piel, y al llegar a las inmediaciones del estadio, con los accesos bloqueados por esas largas colas de aficionados, enfundados en sus elásticas verdes y con sus bufandas, junto a los coches aparcados como un tetris imposible, fue como recordar aquellos tiempos de gloria.
Ya dentro del campo, ese olor inolvidable a césped, a fútbol, esas butacas colmadas de ilusiones renovadas, el color, los cánticos de más de 4.000 personas… Todo hizo que la atmósfera de nuestro estadio, casi lleno, fuera como una señal para creer que tiempos mejores volverán. Soñar a veces es mejor que la realidad.
En el plano futbolístico, el juego del equipo pasó por diferentes fases, sin temor, pero sabiendo aprovechar el resultado de la ida y la necesidad del rival. Dejó a un lado el juego asociativo para transicionar de manera letal. Y después, cuando el marcador y los minutos restantes lo permitieron, hizo disfrutar fugazmente a una afición que hoy por hoy quiere y se conforma solo con ganar, pero no se olvida del juego que realmente le gusta.
La intención ofensiva, con el valiente, pero ya frecuente, posicionamiento de extremos como laterales, el sacrificio del pivote por este hecho, la personalidad de los medios y la verticalidad de los de arriba solo se vieron truncados por las siempre injustas e impredecibles lesiones. Peaje demasiado caro, pero parte del show, y que sirvieron, además, para que aquellos que esperan en el banco salieran a la palestra. Les deseamos la mejor de las recuperaciones y su vuelta competitiva lo antes posible. Su ausencia se dejó notar en Quintanar del Rey.
Las eliminatorias no son aisladas. Si pasas a la siguiente, influye lo que pasó en la anterior, y mucho menos los partidos a ida y vuelta, como andamiajes que conforman aprendizajes previos y fundamentales, pero que sobre todo nos dan una serie de sensaciones realmente conectadas con el inicio del siguiente partido, de la siguiente eliminatoria, el último de esta final regional.
Por esto, no vale conformarse con lo vivido hace dos domingos, hay que buscar la réplica constante, y para ello toca seguir dando todos la mejor versión, compitiendo al máximo, buscando esa intensidad y ambición que proporcionen al aficionado verdiblanco la posibilidad de viajar en el tiempo a los que vivimos una época que añoramos. Y a los más jóvenes o niños, unos recuerdos que, como los míos a su edad, sean imborrables. Y así,  terminaremos por hacer posibles que esos recuerdos y esos sueños se hagan realidad.