Carmen García Moya llega hasta la biblioteca regional

I P Nova
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La pintora de Villarobledo expone en el pasillo Borbón Lorenzana unos dibujos realistas a carboncillo que captan «la experiencia vital de la persona y la literalidad de las cosas» fuera de las apariencias

Realismo pero sin caer en el hiperrealismo. La pintura de Carmen García Moya se instala durante estos meses en el pasillo Borbón Lorenzana de la Biblioteca Regional para redescubrir una técnica clásica con un espíritu casi psicológico. «Mis trabajos son realismo pero sin caer en el hiperrealismo. No pinto sólo lo que veo, sino que intento captar el espíritu de la literalidad de las cosas. Quiero captar la esencia vital de la persona. Por ello, no es literalmente lo que veo, sino que hay dibujos con claroscuros que captan sentimientos», explica en un claro argumento en que la madrileña concluye: «no soy esclava de lo que veo sino que cuento lo que percibe el personaje».

Aunque ahora se dedique plenamente a la pintura, la artista de Villarobledo (Albacete) se mudó a Madrid para estudiar la carrera que ha sido su profesión durante muchos años: periodismo. Tras varios años ejerciendo y sin dejar su pasión de lado, fue una estancia de varios años de residencia en Inglaterra la que le hizo dedicarse por completo al lienzo. «No tenía el nivel de ingles suficiente para ejercer mi profesión y me pude dedicar a pintar más». Ahora, reconoce que no quiere volver al periodismo y prefiere quedarse pintando y es que, como recuerda, su pasión siempre fue explotar su faceta de artista. Alega que antes entrar en la escuela de periodismo intentó hacerlo en la Escuela de San Fernando de la que, recuerda, se quedó fuera.

En lo que respecta a su vida con el pincel, García Moya recuerda que ha dedicado gran parte de su trayectoria a una investigación sobre la figura y técnicas abstractas. «Hasta ahora, siempre hacía un previo paso por el dibujo realista antes de meterme con la abstracción. Osea que esta técnica no era nueva para mí», concreta.

En la exposición del pasillo de la regional, su trabajo se centra, sobre todo, en sus vivencias en Londres y algunos retratos de su hija. Aunque la mayoría sean blancos y negros a carboncillo, los dibujos toman color para aportar mayor simbolismo. Pes a la gran calidad de sus dibujos, su formación es casi al 100% autodidacta. «Nadie lo diría», reprueba una visitante de la muestra.