Pasadas las 18:00 horas de la tarde, y con la mirada puesta en el cielo, esperando que el tiempo respetara la procesión, la Iglesia del Casco Histórico abrió sus puertas y comenzó la procesión de Jesús en la Borriquita, que marca el inicio de la Semana Santa en Toledo. La imagen de Cristo Rey sobre la borriquita, acompañada de niños vestidos como hebreos, representando la entrada de Jesús en Jerusalén, recorrió las estrechas calles del centro de la ciudad.
La procesión fue organizada por la Hermandad de Nuestra Madre María Inmaculada en su Mayor Angustia y Piedad y Cristo Rey, aunque la imagen de la Borriquita es propiedad de la Junta de Cofradías de Semana Santa.
Una de las características más especiales de esta procesión es la participación de los niños, en la que son protagonistas de ella. Muchos de ellos, vestidos como personajes bíblicos, acompañan el paso y representan la entrada de Jesús en Jerusalén, un gesto que la hermandad ha querido mantener vivo para que las nuevas generaciones puedan sentir el significado de la Semana Santa. La procesión de Jesús en la Borriquita no solo marca el inicio de la Semana Santa en Toledo, sino que también simboliza la unidad de la ciudad en torno a su fe y sus tradiciones, además de una manifestación cultural rica en simbolismo y tradición. La participación de la comunidad en esta procesión refleja la devoción colectiva que une a todos los toledanos, y la implicación de las nuevas generaciones asegura que esta tradición perdure en el tiempo.
El tiempo permitió a Toledo vestirse de ramosA lo largo del recorrido, se vieron no solo miembros de la hermandad, sino también penitentes de otras cofradías que se unieron al acto, sumando más color y diversidad a la procesión. Todos caminaron en silencio, siguiendo la imagen de Jesús, mientras se escuchaba de fondo el suave toque de los tambores que marcaban el paso.
La Borriquita, según explica Felipe Moya, es un paso que representa la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Una de las particularidades de la procesión de la Borriquita es que, a diferencia de muchas otras procesiones que se celebran en la mañana del Domingo de Ramos, la de Toledo tiene lugar por la tarde, lo que la hace aún más especial. «Este cambio en el horario la convierte en un momento único dentro de la programación de la Semana Santa toledana», señala Moya.
El tiempo permitió a Toledo vestirse de ramosA lo largo de los años, esta procesión continua siendo testigo de la devoción de generaciones enteras, y sigue siendo un emblema de la religiosidad y la cultura toledana. Una vez más, como cada Domingo de Ramos, la ciudad se llena de emoción, en una de las primeras grandes manifestaciones de la Semana Santa, que siempre es recordada por el cariño con el que los toledanos la viven.