El pasado viernes, 4 de octubre, tuvo lugar la entrega de premios del XVIII Concurso Internacional de Haiku para Niños del Mundo, organizado por Japan Foundation y Japan Airlines. El acto se celebró en Madrid, en la Residencia del Embajador de Japón en España, Takahiro Nakamae.

En dicho certamen han participado 1.205 alumnos de España e Hispanoamérica. El Colegio Mayol es el único premiado en la provincia de Toledo. De los 7 primeros premios 5 fueron para alumnos del Mayol: Juan Illán, Leire Castillo, Inés Sánchez-Mayoral, Vega Lorente y Aurora Velasco. La segunda categoría de premios se compone de 20 ganadores de los cuales 2 son alumnas de dicho centro: Carla Rodríguez y Alejandra Conde. 

Los siete alumnos ganadores recibieron muy ilusionados sus diplomas acreditativos y premios, recitaron su haiku ante el público asistente y les fue entregado su nombre en kanji. Estuvieron acompañados en el acto por sus familiares, junto al profesor responsable de la Escuela de haikus Jaime Lorente y el Jefe de Estudios de ESO-BACH del Colegio Mayol, Alfredo Moreno.

El haiku se perfecciona en el MayolTras unas palabras introductorias del Embajador, continuó el acto Vicente Haya, experto niponólogo de la Universidad de Sevilla; por último hubo unas palabras introductorias sobre el haiku a cargo de la AGHA, con Toñi Sánchez y Frutos Soriano. Desde el Colegio Mayol se  obsequió a todos los ponentes con un ejemplar del libro artesanal que recopila los haikus realizados en el centro educativo cada año, bajo la colaboración de su AMPA. Y es que en este curso académico se cumplirán 11 años de la creación, en el Colegio Mayol, de la primera escuela permanente de haikus de España en un centro educativo. 

Según Jaime Lorente, profesor responsable de dicha iniciativa, el objetivo desde el comienzo fue «introducir la poesía en las aulas de un modo alternativo, a partir de estos poemas de origen japonés: de acuerdo con la tendencia dominante, se trata de una composición de palabras claras, sin rima ni figuras literarias complejas, que permite a los alumnos recuperar una sensibilidad dormida, olvidada en el espacio natural; es el regreso al mundo analógico descubriendo la atención de los detalles captados por los cinco sentidos. El haiku no es sólo un poema, sino (especialmente) una actitud ante la vida basada en el aprendizaje, la extinción del ego, la atención al instante y el detalle, el perfeccionamiento del espíritu».

Ahora, el trabajo de estos últimos años de los alumnos obtiene un reconocimiento internacional. Tras la emotiva ceremonia hubo tiempo para un ágape e intercambio de impresiones entre los participantes y sus familias.

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