Cuando se supera una dolencia como el cáncer de mama y se logra sobrevivir al bicho, el miedo no acaba de desaparecer nunca. Es como un mal compañero de viaje que te acompaña de por vida.
Tal es así que hasta el 73 por ciento de las mujeres supervivientes reconocen tener temor a que alguien de su familia pueda tener cáncer, mientras que un 67 por ciento afirma sentir pánico a una posible recaída futura, según se desprende del estudio Necesidades y calidad de vida de supervivientes de cáncer de mama, realizado por el Observatorio del Cáncer.
«Hemos constatado que conviven con el miedo, probablemente sea el hallazgo más importante que hemos encontrado. Además, el temor se cristaliza en el ámbito personal y en el familiar, ya que una de cada siete pacientes tiene preocupación frecuente de que un miembro de su familia sea diagnosticado de cáncer», señala la responsable del Observatorio, Belén Fernández.
Igualmente, el investigador de la Asociación en la Clínica Universidad de Navarra, Rafael Martínez, explica que el porcentaje de recidivas depende mucho del tipo de cáncer de mama. «No existe ninguna paciente que tenga riesgo cero, por eso el miedo sigue existiendo a lo largo de los años», destaca.
Para que haya menos probabilidades de recaída, el experto aconseja ser «muy escrupulosos con los tratamientos de mantenimiento». «Esto reduce, pero no elimina, ese peligro. También, uno debe ser muy cuidadoso con las revisiones, aunque hayan pasado años», agrega.
En este sentido, la superviviente María Ferrer asegura que, en su caso, el miedo ha continuado a lo largo de los años. «El temor no termina de desaparecer porque sabes que se puede recaer. Los médicos hacen todo lo posible para que no pase, pero no está garantizado», resalta.
Además, ese miedo lleva a la paciente a no sentirse segura el 100 por 100, a pensar qué pasaría si hubiese una recaída, y ese temor constante obliga a muchas de ellas a recurrir a ayuda profesional para superarlo. Por eso, el 64 por ciento acaba necesitando atención psicológica, de las cuales casi el 20 por ciento es por ansiedad y estrés.