En un 'gag' de los Monty Python, dos comensales dejaban el último bocado de un plato que compartían por vergüenza y un tercero, situado en otra mesa, liquidaba el debate abalanzándose sobre él y dejando el plato limpio. «Demasiado tiempo solo. Perdieron su oportunidad», o algo parecido decía Eric Idle. Y algo así pasará en este campeonato si no cambian mucho las tornas: Madrid y Barça mirándose el uno al otro, como en una carrera de persecución, sin hincarle al diente a la Liga ni darse cuenta de que el Atlético, siguiendo el 'protocolo' con el que les birló los campeonatos de 2014 y 2021, es eficaz, regular y no perdonará llegado el momento: se comerá el último bocado sin dudarlo.
Mala defensa
Era un triple reto ante el 'Madrid modesto': el Rayo, el Getafe y el Leganés ponían a prueba la lucha por LaLiga. Y, cronológicamente, el primer derbi dejaba claro que el Real Madrid tiene un grave problema defensivo. Encajó los tres tantos en errores individuales, Courtois parece lejos de su mejor nivel y hay ausencias (cuatro atrás: Carvajal, Militao, Alaba y Mendy) y 'asencias' o, mejor dicho, la enorme incógnita de saber por qué Ancelotti sentó a un especialista como Asencio para poner un 'parche' como Tchouaméni en el centro de la zaga. El 3-3 de Vallecas puso en aviso al Atlético, que sufrió para derribar una de las murallas más impermeables del torneo, la de Bordalás: paciencia y 194 centímetros, los de Sorloth, para un 1-0.
Vulnerable
No es fácil convencer a nadie de que el mismo equipo que el pasado domingo perdía ante el Leganés (acumulando dos derrotas consecutivas en casa, la primera ante Las Palmas) es el que hace relativamente poco le hizo cuatro goles, en cuatro días, tanto al Bayern como al Real Madrid. La primera derrota (4-2 en Pamplona) fue asumida como un accidente. Pero la segunda (1-0 en San Sebastián) dejó muy tocado a un equipo que, de repente, se supo vulnerable: lleva cinco de los últimos 18 puntos en juego.