El Gobierno de Castilla-La Mancha ha acordado, en su última reunión, declarar como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Bien Inmaterial, las Labores de Lagartera: sus indumentarias y otras producciones textiles. Esta declaración, tal y como ha explicado la consejera Portavoz, Esther Padilla, supone «el reconocimiento del valor patrimonial de una manifestación cultural singular, como es este conjunto de procesos textiles con siglos de tradición en nuestra Comunidad Autónoma y, en concreto, en la provincia de Toledo».
Así lo ha expresado la consejera en rueda de prensa, quien ha añadido, además, que esta iniciativa responde al compromiso del Ejecutivo regional «de seguir protegiendo nuestra identidad cultural, algo que queda demostrado, pues desde que gobierna Emiliano García-Page se han declarado 51 BIC, de los que 22 son con la categoría de Bien Inmaterial».
El Bien de Interés Cultural nació de un equipo de trabajo de la sociedad civil de Lagartera, el Ayuntamiento de la localidad y su activista Tomás Alía; Ana Navarro, directora del Instituto Cervantes, que ha redactado el texto, con la colaboración de la Dirección General de Artesanía y la consejería de Educación, Cultura y Deportes del Ejecutivo regional.
La consejera ha detallado que las Labores y los bordados de Lagartera han formado parte de la vida cotidiana del pueblo desde hace siglos. Se han manifestado en su indumentaria, en piezas que formaban parte de los ritos de paso como los bautizos, las bodas o los entierros. «Un arraigo cultural que merece el mayor de los reconocimientos para que pueda mantenerse vivo a través de generaciones implicadas en que así sea y para eso tienen el apoyo del Gobierno de Castilla-La Mancha», tal y como ha declarado para apostar por «un bien que ha funcionado como elemento cohesionador de toda la sociedad lagarterana tanto a nivel familiar como vecinal».
Vínculos y trasmisión generacional. Por tanto, la portavoz del Ejecutivo autonómico ha justificado la aprobación de este BIC en la fuerza de dicho empeño vecinal que «representa la seña de identidad de todo un pueblo y supone una dinamización económica para el mismo, en la que las mujeres han tenido un papel protagonista».
Además, Padilla ha añadido que, con esta declaración, «abrimos la puerta a medidas de protección que garanticen su transmisión generacional y garantizamos el compromiso del presidente García-Page de seguir protegiendo nuestra identidad cultural».
De otro modo, la consejera ha apuntado que «sin duda alguna, las labores de Lagartera, en todo su conjunto, deben formar parte de este magnífico legado cultural inmaterial del que existe una selecta y exclusiva muestra en nuestra región; sin olvidar la influencia económica que este tipo de artesanía ha vinculado a la localidad toledana».
La portavoz del Ejecutivo autonómico ha manifestado que «la declaración como BIC tiene como objeto la protección jurídica y medidas de salvaguarda del bien patrimonial», a lo que ha añadido que «puede propiciar la creación de centros de interpretación, el acceso a la convocatoria de líneas de ayudas o el fomento de la educación al respecto de nuestro legado, como puede ser su inclusión en los planes de estudio de centros escolares», por citar algunos ejemplos.
En el municipio toledano de Lagartera, para elaborar estas indumentarias, utilizan agujas variadas e hilos de distintos colores y materiales (lana o seda, por ejemplo), junto a determinadas modificaciones sobre la trama y urdimbre del tejido (deshilados de distintos tipos); que permiten llevar a cabo estas labores artesanales tan singulares.
Destaca la complejidad y la riqueza etnológica de esta indumentaria, cargada de simbolismo y confeccionada artesanalmente, así como las derivaciones socioeconómicas a que ha dado lugar su comercialización.
Por último, la portavoz del Ejecutivo autonómico ha ofrecido apuntes históricos sobre estas labores. Ha expuesto que «es complicado dar una fecha exacta del origen de las Labores de Lagartera, que seguramente eran practicadas desde época medieval». Además, ha detallado que, es a partir del siglo XVI cuando existen puntuales referencias documentales. Entre ellas, un documento que vincula a la Condesa de Orgaz, Juana de Toledo, con tres mujeres lagarteranas, a las que acudió para que decoraran algunas prendas litúrgicas con punto de espíritu; y, por otro lado, una mención en la obra del confesor de los Reyes Católicos, Fray Fernando de Talavera, quien señala en el siglo XV las ricas y excesivas decoraciones de las indumentarias en Lagartera, recogidas en el tomo VII de la obra 'Demasías en el vestir y en el comer'.