El alcalde de Sevilleja de la Jara y vicepresidente de la Mancomunidad de Río Frío, Faustino Ollero, mira al cielo permanentemente y a la sierra de la localidad a la espera de las lluvias que corrijan una anomalía que mantiene a varios pueblos de la comarca de la Jara en vilo. El regidor guarda una fotografía que evidencia la carestía de caudal del pantano. La presa principal está, aproximadamente y con cierta generosidad, a un 20 por ciento de capacidad y no da para abastecer a las ocho poblaciones mancomunadas en pleno mes de enero. Por ello, la mitad deben recurrir al embalse de San Vicente, este sí con el caudal máximo.
«No llueve en condiciones. Lo más que ha llovido han sido 100 litros por metro cuadrado en una semana», lamenta Ollero. De esta manera, desde hace una semana aproximadamente, los vecinos de El Campillo de la Jara, Aldeanueva de San Bartolomé (Aldeanovita), Sevilleja de la Jara y su pedanía de Gargantilla, entre las cuatro localidades suman unos 1.600 habitantes, se abastecen de la presa de San Vicente, que supone un gasto extra energético por el necesario bombeo para llegar hasta estas poblaciones de la comarca de La Jara. «Es un trastorno grandísimo», reconoce el regidor, quien apostilló que los cuatro municipios sólo se han podido abastecer durante un mes, entre el Puente de la Constitución y los Reyes Magos, del agua de Río Frío.
El resto de las localidades mancomunadas (La Nava de Ricomalillo y su pedanía de Buenasbodas, La Estrella y su anejo de Fuentes) sí pueden recibir agua de la presa de Río Frío. No obstante, todos los pueblos han tenido que hacer ahora un aporte extra de 2.500 euros para hacer frente a los gastos derivados del bombeo y de la utilización de productos químicos para la potabilización. Asimismo, la Mancomunidad de Río Frío negocia ahora con Iberdrola la factura de 2019.
La calidad de la presa de San Vicente destacaba por su pobreza hace unos meses, pero el aumento de caudal reciente ha mejorado las condiciones, por lo que los pueblos no deben gastar mucho en la potabilización del servicio.
La situación resulta excepcional para esta mancomunidad jareña porque entre los años 2012 y 2018 no precisaron bombear agua desde la presa de San Vicente. Se abastecían sobradamente del embalse de Rio Frío. Pero los tres años de sequía han pasado finalmente factura, y los pueblos se enfrentan a una coyuntura extraordinaria que no tiene visos de corregirse si no es por las posibles lluvias de los próximos meses. Antes de ese 2012, los pueblos recurrían al agua bombeada, pero sólo entre los meses de octubre y noviembre porque las lluvias de la época corregían la escasez de caudal de la presa de Río Frío, más agotada por la multiplicación de los habitantes durante los meses de verano.
La única previsión de mejoras en la infraestructuras de la Mancomunidad de Río Frío se centrará en hacer más eficiente la toma de la captación de la presa de San Vicente porque se trata de una manga flotante ubicada casi en la superficie, pero que cae algunas veces al fondo del pantano, por lo que empeora la calidad del abastecimiento y se deben recurrir a más productos químicos para la potabilización.
la mancomunidad del pusa. Por otro lado, los vecinos de la Mancomunidad del Pusa se han acostumbrado a comprar el agua embotellada ante las anomalías del servicio de abastecimiento en los últimos años. Pero recibieron una buena noticia en el Puente de la Constitución porque la agrupación declaró como apta la calidad de los recursos de la presa.
Al menos cinco localidades con un total de 1.700 empadronados se beneficiaron de esta medida: Santa Ana de Pusa, San Martín de Pusa, Villarejo de Montalbán, Retamoso de la Jara y San Bartolomé de las Abiertas. Otras cuatro poblaciones con 5.500 vecinos se habían apañado hasta entonces con otras fuentes para cubrir las necesidades: Espinoso del Rey, La Pueblanueva, Los Navalmorales y Torrecilla de la Jara. Una décima, Malpica de Tajo, pertenece a la mancomunidad pero utiliza otros abastecimientos.
El presidente de la Mancomunidad del Pusa y alcalde de San Martín de Pusa, Alberto Lucero, indicó a este diario que la presa se encuentra actualmente casi al cien por cien de capacidad, aunque reconoce que el aforo es muy limitado. «Por qué no la harían más grande?», se pregunta por una infraestructura construida hace más de 30 años.
Lucero asegura que la mancomunidad da gracias porque Los Navalmorales y La Pueblanueva se abastecen parcialmente de otros recursos, por lo que consumen menos cantidad de la normal.
La mancomunidad ha aprovechado estos días la abundancia de agua para hacer una limpieza en la parte baja de la presa y mejorar de esta manera la calidad del abastecimiento.
Además, Lucero, pendiente aún de las ayudas de la administración pública para mejorar las infraestructuras, ha mantenido esta semana una reunión con una empresa especializada para atajar los altos niveles de hierro cuando baja el caudal. «Si pierdes cantidad, luego pierdes calidad», asevera por experiencia propia. De esta manera, la Mancomunidad del Pusa intenta corregir los graves problemas que preocuparon a los vecinos de esta parte de la comarca de La Jara en el año 2019.