Cuarenta años después del reconocimiento del «crimen», el río sigue igual

Susana Jiménez
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La Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo conmemoraba ayer el 40 aniversario del reconocimiento oficial del «crimen del agua» en el río Tajo a su paso por la provincia de Toledo. Ayer se cumplían cuatro décadas del reconocimiento del alto grado de contaminación de las aguas del Tajo por las autoridades, y la consiguiente prohibición de los baños públicos en estas aguas «potencialmente peligrosas».

Así se recoge en una de las órdenes enviadas por el entonces gobernador civil de Toledo, Jaime de Foxá, a todos los municipios ribereños del Tajo con fecha 19 de junio de 1972. Una orden «rescatada» para la posteridad por el cronista Moreno Nieto en una de sus publicaciones, que ayer era mostrada por la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo como ejemplo de que las cosas no han cambiado desde entonces.

Su portavoz, Alejandro Cano, recordaba que desde ese momento la prohibición del baño en las aguas del Tajo «no se ha levantado nunca», a pesar de que los carteles que en su día debieron señalar esta prohibición ahora sean inexistentes.

Desde la Plataforma se preguntan no sólo «dónde están hoy los carteles», sino también «dónde está otro escrito en el que se reconozca la contaminación del Tajo».

Desde entonces nadie se ha atrevido a reconocerlo por escrito. Sí se hacía en el borrador del Plan de Cuenca que estuvo únicamente publicado durante 48 horas, en el que «por primera vez en la historia la propia administraciones reconocía el estado moribundo del Tajo».

Para Alejandro Cano en este documento se dejaba claro que «o existe agua y de calidad, o no existe el río».

Un documento, subrayaba el portavoz de la Plataforma de Toledo en Defensa del Tajo Alejandro Cano, que se encuentra a día de hoy «secuestrado», un Plan de Cuenca que está «dormido» y sin perspectivas de futuro.