Un pueblo de la provincia de Toledo, Aldeanueva de San Bartolomé, va a votar en referéndum si las campanas de la torre deben silenciarse de madrugada. Al parecer, los habitantes de segunda residencia se quejan de que por las noches el campanario provoca ruido y no deja descansar. El alcalde, que es de Vox, ha decidido que esto se arregla con una consulta popular y hasta mañana tienen los vecinos de este pueblo para pronunciarse. Al parecer, los lugareños no están por la labor porque se trata de algo típico y tienen el reloj metido en sueños. Pero los de fuera aseguran que así no hay quién descanse y para qué hay que saber la hora todo el rato. La ultraderecha ha convocado un referéndum y así a ver quién la llama antidemocrática. El mundo se vuelve del revés y los relojes siguen marcando las horas.
Yo soy partidario de que suenen las campanas. Si suena Pedro Sánchez en la televisión a todas horas, por qué no va a sonar un campanario de años, tiempo y solera. Además, le ocurre lo que al presidente, que se repite sin parar, como una mala comida, igual que una pesada digestión, lo mismo que un churro con mucha masa. Sánchez quiere ahora maniatar los medios, pero no se da cuenta de que seguirán dando las horas. No es la primera vez que un gobernante va contra la prensa crítica. Esto es más viejo que la Biblia, que mataba al mensajero. Pero lo que nos dicen estas cosas de las intenciones del presidente es que Begoña tocaba las campanas a todas horas, las de la Caixa y la Complutense a la vez, en busca de no sé qué máster. Es lo que tienen estos ruidos y digresiones. Que se hacen como efectos especiales para que el personal no atienda, pero al final se ven los trucos de aprendiz de brujo. Houdini Sánchez quiere desaparecer de los medios y hacer bomba de humo cuando no le gusta lo que de él se dice e inventa este tipo de artimañas. Por más que deje ronca la campana, no terminará de tañer como tantas veces ha pasado.
Que el presidente del Gobierno que más veces ha mentido quiera ahora sacar una ley contra la mentira va en la naturaleza de las cosas de lo que es la vida. No hay que mentar la soga en casa del ahorcado. Y Pedro, como las campanas, se repetía en distintos toques. En realidad, tiene razón el muchacho. Ha cambiado de opinión y es como si le diera cuerda al reloj para empezar de nuevo. Sucede que algunos de los relojes que utiliza se paran cada dos por tres. Como el de Junts, que tiene la cuerda en Waterloo y, a veces, no llega a tiempo.
El referéndum de Aldeanueva lo ganarán los de dentro. Quienes vayan de fuera han de comprender que es tradición del pueblo. Lo único que resolvería la disyuntiva sería un consenso para que las campanas sólo tañeran cuando Sánchez dijera una verdad. Entonces, seguro, ahí no habría problema.