En algunos puntos de Castilla-La Mancha conocen bien a la 'Tarasca'. Es un monstruo que en Toledo desfila en la víspera del Corpus, que en Yepes sacan para sus Jornadas Calderonianas o que en Torrejoncillo del Rey sale a las calles por San Blas. Pero quizá no todos los habitantes de estas localidades saben que el origen de este monstruo, que suele representar el mal, el pecado o la herejía, viene de Tarascón, en Francia.
En el museo Arlaten de Arlés, dedicado a las tradiciones provenzales, exponen una recración antigua de este dragón, que también desfila en su ciudad natal de Tarascón el lunes de Pentecostés. También muestran algunas fotografías e ilustraciones antiguas de esta festividad.
Cuenta la leyenda que la Tarasca era un animal anfibio de seis patas, con un caparazón con pinchos, que vivía en las orillas del Ródano y que salía a devorar a los vecinos.
La vencedora de la Tarasca fue una mujer, pues según la tradición la derrotó Santa Marta (sí, la del Nuevo Testamento), que llegada de Palestina se enfrentó al terrible monstruo del Ródano. Aunque iba sola, regresó a la ciudad con la Tarasca atada con una cinta que se había desanudado de su vestido. Después de esta proeza, santa Marta se convirtió en la patrona de Tarascón.